martes, 20 de abril de 2010

Miguel Hernández, comunista

A propósito del Centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández (Orihuela, Alicante, 30 de octubre de 1910- Alicante, 28 de marzo de 1942), que conmemoramos este año con numerosos actos a lo largo y ancho de la geografía española, hemos tenido oportunidad de leer en las últimas semanas en la prensa española bastantes artículos en torno a su figura y a su extraordinaria obra poética. Y tengo que confesar que estoy alucinado, cabreado y asqueado. Y es que la mayoría de esos artículos tratan de minimizar, cuando no directamente de ocultar, la militancia política del autor de Viento del pueblo. No sé qué pasa ni por qué razones se hace (aunque, las intuyo, por supuesto) pero ninguno de esos articulistas dice abiertamente que Miguel Hernández fue comunista. De hecho, es moneda corriente que al hablar del insigne poeta alicantino, no se utilice el término “comunista” ni una sola vez. Como si el adjetivo, por sí solo, fuese el detonante de todos los males habidos y por haber. Pues sí, Miguel Hernández fue comunista, y eso, a finales de los años treinta y principios de los cuarenta, tenía un significado simbólico que, no hay que ser muy listo para darse cuenta, no es el mismo que en nuestros días. Miguel Hernández vivió una tremenda evolución personal que lo llevó desde el cristianismo de su juventud a convertirse en el gran Poeta del Pueblo, con sus poemas de combate, de denuncia, de esperanza, de dolor y de tragedia, sobre todo, los que forman sus poemarios El hombre acecha y Viento del pueblo.

En una carta fechada el 29 de noviembre de 1935, su amigo y mentor hasta ese momento, Ramón Sijé, le reprocha, abiertamente, su profundo viraje ideológico, así como su acercamiento poético y estético (su coqueteo con las vanguardias y el surrealismo) a poetas como Neruda, Aleixandre o Alberti: “Transformación terrible y cruel”, la denomina Sijé.

Sin duda la amistad con el poeta chileno Pablo Neruda es importantísima para esa transformación ideológica. Así pues, en los primeros balbuceos de la Guerra Civil, Hernández no duda en alistarse como voluntario en el Quinto Regimiento, de tendencia comunista. En el mes de octubre de 1936, es nombrado Comisario de Cultura del batallón El Campesino, y se le asigna la importante misión de escribir para los milicianos del frente, con el objeto de elevarles la moral. En marzo de 1937 contrae matrimonio por lo civil, lo cual supone toda una declaración de principios, y en agosto de ese mismo año viaja a la Unión Soviética como miembro de una delegación cultural para conocer el teatro que se estaba haciendo en aquellos momentos en la URSS. ¿No supone todo esto un posicionamiento ideológico determinado?

En muchos de esos artículos a los que me refería antes se habla de Miguel Hernández como un “referente estético”. Me parece que reducir la figura de este gran poeta a eso (que también lo es, ojo), es un insulto a su memoria. ¡Qué estuvo en el Quinto Regimiento, por favor! ¡Qué pudo haberse exiliado como hicieron muchos otros y no lo hizo! Hernández optó por quedarse. Quiero creer que, porque además de un magnífico poeta, era un hombre valiente, comprometido hasta la médula con ese pueblo al que veía sufrir ante el avance demoledor del fascismo, o vete tú a saber por qué lo hizo. El resultado es que no se fue cuando pudo haberlo hecho. Y que murió sin renegar de su ideología política, el comunismo.

A nadie con dos dedos de frente se le escapan las razones de esta manipulación. Para los medios de comunicación de masas no existe lo que no se nombra. Es así de simple. Ya lo hemos visto en otros muchos casos. La mentira va creciendo y creciendo, como una gran bola de nieve. No me imagino, por ejemplo, al actual presidente de la Generalitat Valenciana, el ultraconservador Camps, o al Rey, alabando la figura del poeta comunista en uno de esos actos manipuladores y surrealistas (todavía me produce vergüenza ajena ver al pobre viejecito que era Rafael Alberti en sus últimos meses de vida, visitado por el entonces presidente del gobierno José María Aznar). Sin ningún género de dudas, resultarán más fáciles de digerir las alabanzas hacia el intelectual cristiano o hacia el “referente estético” que hacia el poeta comprometido con la lucha trágica del pueblo.

Dejó escrito Miguel Hernández: “Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplando a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas”. Eso lo escribió el hombre, el poeta y el comunista. Por ese orden. Le pese a quien le pese.

(Este artículo ha sido publicado en la edición del día 20 de abril de 2010 en Rebelión)

3 comentarios:

  1. No hay que ocultarlo, pero tampoco creo que la trascendencia de Miguel Hernández, hoy en día, sea porque fuera comunista o pastor. Cualquier otro aspecto de su vida se empequeñece ante su talla como poeta y como hombre honrado consigo mismo y con los demás. Otras circunstancias quedan en segundo plano que cada cual destacará según su sensibilidad. ¿Se sabe, por ejemplo, que fuera un gran jugador de dominó? Si así fuera, puede que recibiera por ello gran satisfacción en su día a día, hasta puede que más que con la poesía o con ser comunista, pero para la posteridad no resulta algo destacable.
    Para tu complacencia, Miguel Hernández, entre otras cosas, fue comunista. Disfrútalo, no te enfades. Para otras muchas personas, si lo era, pues vale.

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  2. Haces mil veces bién en recordar,a ciertas personas,que Miguel Hernández,a pesar de ser un gran poeta,era comunista,así que me alegro,como comunista que soy,que personas como tú,intelectual,honesto,diferente y capaz de plasmar en su poesia,sus pensamientos,por duros que sean.Y que se jodan los que no quieren ver la realidad y la verdad.Un saludo MªCarmen Avilés

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  3. La derecha y el capitalismo sobretodo siempre han intentado utilizar o manipular como tú dices las armas culturales de la izquierda en su favor. Eran vox pópuli los sobres llenos de billetes que circulaban entre algunos músicos en la movida de los 80 como son conocidas las usurpaciones, ilícitas la mayoría de la veces, (véase el episodio del reciente Goya Guille Milkeway con la Falange) de canciones para publicitar sus partidos políticos o este tipo de honores que les suelen brindar después de muertos a escritores y poetas que jamás comulgaron con ellos. Miguel Delibes no fue comunista pero sufrío la censura franquista siendo Director de "El norte de Castilla" en innumerables ocasiones y criticó ferozmente la dictadura. A su muerte, la derecha acudió rauda con sus frases veladas -qué gran escritor, cuanto hizo por la cultura, etc- poniéndose al lado del caballo ganador (en este caso muerto). Sencillamente asqueroso, qué le vamos a hacer.

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