viernes, 16 de abril de 2010

Hay días que son una gran estafa

Todo es
confuso como un buque entre la niebla
José Agustín Goytisolo
Hay días en los que:

Ayudas a una anciana a cruzar la calle y luego ella te da
las gracias y te sonríe.

Entras en una habitación vacía y se te enturbian, sin
remedio, los ojos.

Lees un verso de Miguel Hernández y te preguntas qué
hará tu hija dentro de veinte años.

Sabes de antemano que no es verdad, aunque te haces el
despistado y finges no saberlo.

Ves en televisión a una tenista que ha ganado el Roland
Garros y piensas en un ángel verde.

Le ayudas a preparar la cena y te dan ganas de besarla
y la besas y después hacéis el amor como si fuéseis
Jack Nicholson y Jessica Lange en El cartero siempre
llama dos veces.

Estás de compras en unos grandes almacenes y anuncian
por la megafonía que un niño rubio, delgado, bajito,
con pecas, de unos siete años de edad, se ha perdido y
está buscando a sus padres y no para de llorar.

Oyes a una compañera de trabajo contar una anécdota
sobre su luna de miel en Cancún y no le haces ni puto
caso.

Recuerdas una noche de verano de mil novecientos
ochenta y seis roja, roja, roja como el Diablo.

(De Versos de alambre de espino, Editorial Alhulia, 2009)

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