sábado, 30 de noviembre de 2013

La verdad (John Coltrane)



Saxo tenor. 

Free jazz y be-bop.

Tren azul en movimiento eterno.

Profeta de la improvisación.


Desde Los Ángeles a Nueva York

suena

en las calles

negras

un solo de saxo

que llama a la Revolución.

Sólo tú conoces la verdad.


(Este poema pertenece a mi libro La mirada del jazz, publicado por Alhulia en el año 2006. Recientemente ha sido incluido en la antología poética Fruta extraña. Casi un siglo de poesía española y jazz, publicado por la Fundación José Manuel Lara hace unas semanas.)

jueves, 28 de noviembre de 2013

Tiempo de mentiras



Estamos viviendo estas últimas semanas una contraofensiva por parte del gobierno, con el Presidente a la cabeza, y de destacados miembros del Partido Popular, llena de mentiras. Les ha dado por decir que la crisis ya se acaba, que los indicadores económicos dicen que se le está dando la vuelta a la situación, que a partir de ahora viene lo bueno, que patatín que patatán. Por poner sólo un par de ejemplos que ilustran esta afirmación, hoy mismo, en el colmo de la desfachatez, Rajoy ha negado la mayor: Según él, desde que entró en vigor la reforma laboral que puso en marcha su partido, en España se ha parado la destrucción de empleo. Pero las matemáticas, tercas como una mula, dicen que, sólo en los últimos doce meses, se han destruido 497. 100 empleos —esta cifra está sacada de la Encuesta de Empleo Activa (EPA)— y ayer, en un acto en Madrid acompañando al Presidente de la Generalitat Valenciana, Rajoy dijo que la sociedad española va a recibir con creces mucho más de lo que ha perdido en estos años de crisis-estafa, como si dentro de unos meses, a las familias que el banco les ha quitado su vivienda, les fuesen a devolver no una sino dos casas. O como si aquellos que han sido despedidos de su trabajo, se les presentaran varias oportunidades de empleo para elegir la más jugosa. O como si todas las personas que hemos visto disminuido nuestro sueldo, con la pérdida consiguiente de poder adquisitivo, fuésemos a recuperarlo, de la noche a la mañana, por arte de magia. Y eso por no hablar de la pérdida de calidad democrática —algo realmente difícil de cuantificar— que la sociedad española ha venido sufriendo desde el año dos mil ocho hasta ahora. O el empeoramiento de servicios, como el que se ofrece en las escuelas e institutos, en los centros de salud y en los hospitales, etc.
Mentira. Todo mentira. Y ellos lo saben. Lo saben todos. Desde Rajoy hasta el último ministro. Lo sabe Doña Finiquita, como llaman en El intermedio a Cospedal, y lo sabe Alonso. Y González Pons. Y Floriano. Y Martínez-Pujalte. Todos saben que España va mal. Porque una cosa es que baje la prima de riesgo y otra cosa muy distinta es que la gente tenga dinero para ir el supermercado o para pagar el agua, la luz y la calefacción. Pero ahora toca decir que la crisis ya es cosa del pasado, que ya no se destruye empleo, que ahora la cosa va a ir de puta madre y otras mentiras por el estilo. Se ve que como ya mismo tocan elecciones, a los asesores de imagen del PP les han entrado las prisas por combatir el estado de las cosas. A partir de ahora, ya no volveremos a escuchar en los telediarios términos como recesión, destrucción de empleo, desahucios, y otros similares. A partir de ahora, los del PP y sus voceros en los medios de comunicación sólo hablarán en positivo. En las próximas semanas tocan términos como estabilizar, crear, emprender y otros verbos parecidos que nos llenen los corazones de esperanza. Así que mucho me temo que a todos los eufemismos que hemos ido escuchando en estos años referidos a los impuestos, a las condiciones laborales, etc., se unirán, ahora, otros muchos, que tal vez consigan maquillar la realidad, pero que no la cambiarán, por mucho que ese sea el objetivo final.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Poética



Escribo
para ahuyentar
a los lobos.

Y casi nunca lo consigo 

(Versos de alambre de espino, Editorial Alhulia, 2009)

sábado, 23 de noviembre de 2013

La genialidad de Fernán Gómez y la mediocridad de Ana Botella



A la alcaldesa de Madrid por obra y gracia del dedo de Gallardón, Ana Botella, le crecen, en los últimos tiempos, los enanos. Tras las muertes del Madrid Arena, el súper fiasco de los juegos olímpicos, el mogollón de la huelga de limpieza, las memorias de su marido y otras grandes y pequeñas catástrofes cotidianas, ayer le surgió una más. Sí, efectivamente. Me estoy refiriendo a la del cambio de nombre del Teatro Fernando Fernán Gómez.
Resulta que desde hace seis años, cuando murió el gran actor, director de cine, dramaturgo y novelista, Fernando Fernán Gómez, existe un espacio escénico en la capital que lleva su nombre. Pues ahora la alcaldesa, Ana Botella, sin encomendarse ni a dios ni al diablo, ha decidido que ese nombre no mola, y por tanto, hay que quitarlo y cambiarlo por el más aséptico de Centro Cultural de la Villa. Se ve que la decisión tiene que ver con las políticas de privatización de la cultura que está sufriendo la capital, aunque como en otros muchos temas relacionados con las privatizaciones, el PP no dice toda la verdad o, directamente, miente.
Está claro que la figura de Fernando Fernán Gómez no debe de caer muy bien entre los fachas que gobiernan el ayuntamiento de Madrid, empezando por la jefa, a quien, no sé por qué, me da que no es que no le guste el autor de El extraño viaje o Las bicicletas son para el verano, sino que no le gusta nada que huela a cine, a literatura o a cultura en general.
Además, esta situación no es la primera vez que se da. Ya ocurrió hace un tiempo en Sevilla, donde había una calle que llevaba el nombre de la actriz Pilar Bardem, pero fue cambiado por el de Nuestra Señora de las Mercedes, por el actual alcalde, Juan Ignacio Zoido, en enero de 2012. Está claro que a los alcaldes del PP les jode mucho que en las ciudades que gobiernan existan espacios públicos dedicados a artistas rojos, como Pilar Bardem o el propio Fernando Fernán Gómez, quien durante una parte de su vida, militó en la CNT, y quien nunca ocultó sus simpatías por el movimiento anarquista. Aún recordamos con emoción cómo su ataúd, el día que murió, hace precisamente hoy seis años, estaba envuelto en la bandera rojinegra, ante la que todos los políticos de turno, tuvieron que mostrar su respeto.  
Estoy seguro de que sí el gran actor siguiera vivo, esta polémica le resbalaría, pues las personas tan grandes como Fernán-Gómez están muy por encima de este tipo de cosas. O a lo sumo, en un alarde de sinceridad absoluta a los que era tan apegado, le gritaría a Ana Botella aquello de ¡¡¡A la mierda, alcaldesa!!! ¡¡¡A la mierda Usted y sus privatizaciones!!! Lo que está claro es que dentro de, pongamos cincuenta años, habrá gente que siga disfrutando con la lectura de El viaje a ninguna parte, habrá gente que siga emocionándose viendo la interpretación del genial actor en El abuelo o en El espíritu de la colmena y, con toda probabilidad, no habrá absolutamente nadie que recuerde con cariño a una mujer llamada Ana Botella que una vez fue alcaldesa de Madrid sin que nadie la hubiese votado. Con teatro o sin teatro, Fernando Fernán-Gómez era genial. Con ayuntamiento o sin ayuntamiento, Ana Botella es una mediocre absoluta. Y punto

jueves, 21 de noviembre de 2013

Las canciones artesanales de Duncan Dhu




Doce años llevaban los Duncan Dhu sin estrenar disco. Desde aquel lejano Crepúsculo con el que anunciaron su adiós hace una docena de años. Un disco que venía envuelto en una preciosa portada de Javier Aramburu, quien por aquella época, se había convertido, por mérito propio, en el creador de portadas más solicitado de la música nacional. Crepúsculo era un disco, en mi opinión, bastante bueno, pero le pasa lo que a otros muchos discos de la época, que le sobran canciones. O por decirlo de otra manera: le sobran minutos. Probablemente, si durara un poco menos, sería un disco genial.
Estos días los Duncan Dhu han vuelto con El duelo, su nuevo disco, de cuya producción se han encargado ellos mismos y que ha sido grabado en los estudios Elkar de su ciudad, Donosti.  El duelo supone para el dúo donostiarra la vuelta tras un largo período en el que ambos, Diego y Mikel, han estado inmersos de lleno en sus carreras en solitario. Duncan Dhu ha regresado por la puerta grande, como hay que hacer estas cosas, con nuevas canciones, con ideas frescas, y con ganas de hacer bien el trabajo. El duelo es un mini–elepé de seis canciones, pero vaya seis canciones. Para mi gusto, las canciones de este disco hay que contarlas entre lo mejor de toda la carrera del grupo, y decir eso, ya es decir bastante, pues a lo largo de su discografía abundan las grandes canciones. Cuatro de estas nuevas canciones han sido coescritas entre los dos miembros del grupo, Diego ha puesto la letra y Mikel la música: (“Cuando llegue el fin”, “No dejaría de quererte”, “El duelo” y “La última canción”); otro tema, “Los días buenos”, ha sido compuesto únicamente por Vasallo, y completa el trabajo una versión, “Llora guitarra”, adaptada del catalán por Diego, —quien también se encarga de cantarla, al igual que “Los días buenos”, con su personalísima voz de lija—. Creo que no exagero si digo que Diego Vasallo es, hoy por hoy, el mejor escritor de canciones de este país.
En lo musical, las nuevas canciones de los donostiarras se mueven por los caminos del rock de tradición americana, con influencias del rocakbilly primitivo, del folk, del blues o del country —preciosas esas armónicas que suenan aquí y allá—, y si uno rastrea, no es difícil encontrar ecos de Elvis Presley, de Roy Orbison, de Johnny Cash, y por supuesto, de Bob Dylan, como reconocía el propio Vasallo en una reciente entrevista, pero también se pueden apreciar en estas canciones, aunque tal vez de manera menos evidente que otras veces, pinceladas de otras músicas, como el fado o el tango, algo a lo que ya nos tienen acostumbrados los discos en solitario de Diego Vasallo. De cualquier manera, creo que los dos aspectos que más destacan de este nuevo disco son: la magnífica voz de Mikel (nunca había cantado tan bien como en estas seis canciones), y las letras. Algunos de los versos contenidos entre los surcos de El duelo son para quitarse el sombrero. Y para muestra, un botón: “La vida avanza con el labio partido”, “Compré una ficha de lavado/para este polvoriento corazón”, “Ni abandonado a mi suerte/dejaría de quererte”, “Robábamos luz/de cualquier tormenta/frente a la plenitud/de universos en venta.”, “Los días buenos son zapatos mojados en una ventana”, “Hasta las noches aúllan / al alejarte”.
Si te interesa conocer un poco más sobre la gestación y grabación de El duelo, puedes hacerlo viendo el siguiente documental.