miércoles, 30 de junio de 2010

Europa ha muerto (o casi)

A principios de la década de los ochenta, cuando España comenzaba a despertar de su siniestro letargo de cuarenta años, el grupo asturiano de rock Los Ilegales, publicó una canción que se titulaba “Europa ha muerto”. En ella, los de Gijón hacían recuento de los símbolos más importantes del viejo continente, para concluir que la vieja Europa ya no sería nunca más ese territorio ilustre y humanista que durante siglos había marcado el rumbo filosófico, artístico, sociológico y político del resto del mundo. Hoy, treinta años después de que aquella canción fuese compuesta, la profecía implícita en el título de la canción está a punto de cumplirse.
Y es que la ola de políticas de carácter neoliberal que recorre Europa estos días, nos está conduciendo a un callejón sin salida, un punto de no retorno del que, valga la redundancia, será difícil escapar. Veamos algunos ejemplos.
En Alemania, corazón financiero de Europa y uno de los países del mundo donde el Estado del Bienestar ha alcanzado cotas más altas, la Canciller conservadora Angela Merkel ha puesto en marcha un plan de recortes sociales y subidas de impuestos sin precedentes en la historia, y todo ello, a pesar de haber ganado las últimas elecciones con la promesa de que los impuestos no se subirían ni un solo céntimo y de que el Estado de Bienestar germano seguiría siendo como hasta ahora.
En Grecia, el gobierno socialista de Yorgos Papandreu está llevando a cabo las reformas más duras y restrictivas en la historia del país helénico: reforma radical del sistema de pensiones, recortes salariales para los empleados públicos de hasta un 25%, aumento de 35 a 40 años el número de años cotizados para recibir la pensión máxima, subidas leoninas de impuestos a las clases medias y bajas y otras recetas de carácter neoliberal.
En Italia, Silvio Berlusconi y sus socios neofascistas de la Liga Norte, han puesto en marcha un plan de recortes de 25.000 millones de euros para los dos próximos años en inversiones públicas.
En Reino Unido, tan solo unos días después de tomar posesión, el nuevo Premier, el conservador David Cameron, se dirigió a la nación para anunciar que había llegado el momento de ajustarse el cinturón de tal manera que, probablemente, el sistema de vida británico, no volvería a ser el mismo nunca más.
En Francia, Nicolas Sarkozy hizo público, hace unos días, por mediación de su Primer Ministro, François Fillon, su proyecto para retrasar la jubilación hasta los sesenta y dos años. Un auténtico mazazo para un sistema, el francés, que siempre ha mostrado con orgullo sus avances sociales y que era espejo para el resto de los estados europeos.
En Rumania, el gobierno que preside Traian Basescu, ha puesto en marcha un plan para recortar los sueldos a los empleados públicos en un 25% y las pensiones en un 15%.
Y el mismo tipo de medidas han sido tomadas o están a punto de serlo en Portugal, Hungría, Irlanda, España y otros estados de la Unión Europea. Y es que los sumos sacerdotes del capitalismo más depredador (léase el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo, la OCDE, a nivel internacional; o aquí en nuestro país, el Banco de España, la CEOE, el Grupo de los Cien, etc.), han hallado en esta Europa sumisa y desnortada su mejor campo de pruebas. De esta manera, día sí día también, nos encontramos con medidas despiadadas que siempre afectan (negativamente, por supuesto) a los mismos: clases trabajadoras, parados, pensionistas, jóvenes y, en general, a los sectores más desfavorecidos de la sociedad europea. Entre algunas de estas medidas, tenemos, por ejemplo, reformas laborales cuyo objetivo principal es poner fin a los convenios colectivos y conseguir el despido libre, elevar los años necesarios para jubilarse, bajar sueldos a empleados públicos y a pensionistas, etc., etc. Y sin embargo, no se han puesto en marcha ningún tipo de medidas (o al menos, no de manera seria y eficaz) encaminadas a reformar el sistema financiero, a poner fin a los paraísos fiscales o en definitiva, a hacer que las medidas restrictivas recaigan en los culpables del colapso económico. De esta manera, mientras que la mayor parte de la población europea tiene que hacer unos esfuerzos de contención terribles para poder llegar a fin de mes, para poder pagar sus hipotecas, o simplemente para poder vivir dignamente, los culpables de la crisis, los que especulan a su antojo en los mal llamados “mercados” siguen viviendo en la ostentación, en el derroche y en los lujos, algo que a todas luces nos parece, cuando menos, injusto e inmoral.
En una de las numerosas manifestaciones que tuvieron lugar en Grecia durante el pasado mes de mayo, un grupo de trabajadores colgó una pancarta en la Acrópolis, en la que se podía leer: People of Europe, rise (Pueblos de Europa, levantaos). Aún estamos a tiempo, las gentes de Europa, en España, en Reino Unido, en Alemania, en Italia, en Grecia, y en cualquier otro sitio, por diminuto que sea, de salir a la calle, de levantarnos, de rebelarnos, de mostrar nuestro rechazo, de plantar cara a este sistema capitalista, deshumanizado y asesino, en el que es más importante la salud del Ibex35 que el hambre que pueda estar pasando un ser humano. Aún estamos a tiempo de decir a los gobernantes de Europa que esto no es lo que queremos los europeos. Si no lo hacemos con contundencia y a la mayor brevedad posible, el fatídico título de la canción de Los Ilegales, ya no será una profecía. Será una realidad. Y eso no pinta nada bien.

(Este artículo se puede leer también en la edición de hoy, 30 de junio, de Rebelión)

martes, 29 de junio de 2010

Cosas que pasan (II)

Hay días (muy pocos, en realidad) que uno abre el periódico y se encuentra con una noticia que lo reconforta con el mundo y con la gente que lo puebla. Ayer, sin ir más lejos, leí algo en el Diario Ideal que me sorprendió muy gratamente. En la playa de Torrenueva, una de las playas del término municipal de Motril, vive una chica que se llama Ángeles. Hace unas semanas, Ángeles abrió un chiringuito para ganarse la vida. Lo bautizó con el nombre de “El último”. Esta mujer había invertido en su negocio los ahorros de veinte (se dice pronto) años de duro trabajo. Y según cuentan (yo no lo vi), el local merecía la pena. Todo de madera, decorado con buen gusto, cerca del mar. Para colmo, su dueña colocó un cartel bien a la vista en el que se podía leer: “Precios anticrisis”. Se conoce que hay alguien en Motril a quien no le van los precios anticrisis, y ni corto ni perezoso (hablo en masculino, pero no tengo ni idea de si es hombre o mujer, que conste), con nocturnidad y alevosía, prendió fugo al chiringuito de Ángeles y adiós muy buenas, los ahorros y el duro trabajo de veinte años tirados por la borda. A todo esto hay que añadir el pequeño detalle de que Ángeles no había sacado un seguro para su local. Ya sabéis todos lo que significa eso, que esta modesta empresaria lo había perdido todo gracias a un hijo de puta que no la quiere bien. Durante dos días la pobre mujer no dejó ni un instante de llorar. No era para menos. Pero al tercer día, Ángeles pensó que llorando no arreglaba nada y empezó a patearse los bancos y cajas de Motril. Por supuesto, de los buitres no pudo sacar ni un solo euro. Cuando ya empezaba de nuevo a desfallecer, alguien, una amiga o un amigo o un primo o una prima o una amiga de un primo o un primo de una amiga, qué más da, le dijo que le podía prestar un poco de dinero, no mucho, porque los tiempos van mal para casi todos (para Emilio Botín no, pero ese no presta el dinero así como así), sin intereses, sin malos rollos, para que se los devolviese cuando el viento soplara de cara, y luego llegó otra persona y le dijo más o menos lo mismo, y luego otra y otra. Así hasta que Ángeles pudo reunir sesenta mil euros, y se ha puesto manos a la obra y ha vuelto a levantar su chiringuito, con una pequeña ayuda de sus amigos, como decía la canción de los Beatles. Y esta vez la dueña de “El último” sí que ha sacado un seguro para su negocio. Porque sabe por experiencia propia que hay gente a la que no le gustan los precios anticrisis. Y eso no mola. Pero también ha experimentado en sus propias carnes que hay gente que da sin pedir, gente solidaria que no tiene problemas a la hora de echar una mano. Y eso sí que mola. En fin, que queréis que os diga, que leyendo esta noticia en el periódico, llegué a pensar que aún no está todo perdido. Que a lo mejor sólo es cuestión de tiempo.

lunes, 28 de junio de 2010

La primera vez que la besó

La primera vez que la besó, lo recordaba con todo lujo de detalles, fue como si un huracán se le metiese por la boca y bajara, centímetro a centímetro, hasta el centro del estómago y, una vez allí, arrasara todo a su paso. Y lo más sorprendente es que, mientras la besaba, en su cabeza sólo era capaz de visualizar a Jimi Hendrix, guitarra en ristre, tocando “Purple Haze” en el festival de Woodstock. Y no porque él hubiese estado en Woodstock aquel mítico 18 de agosto de 1969, que no lo había hecho, sino porque lo había visto en una película.

viernes, 25 de junio de 2010

Patricia Highsmith: la débil frontera entre el bien y el mal

Patricia Highsmith (Fort North, Texas, 19 de enero de 1921 – Locarno, Suiza, 4 de febrero de 1995) detestaba a Hemingway y amaba a los gatos. Prefería la más absoluta soledad de su casa de Locarno, en Suiza, a cualquier actividad relacionada con la vida social. Para el gran público es una escritora de género (suspense, novela negra, policíaca, etc.) pero ni una sola de sus novelas está protagonizada por un policía o detective privado. Alcohólica, comunista, lesbiana militante, desgraciada en amores durante toda su vida. Supo defender como nadie, a veces con uñas y dientes, su espacio vital y artístico en un mundo, el editorial, dominado completamente por hombres. Simpatizaba con causas como la del pueblo palestino o el kurdo. Sentía una extraña relación de amor/odio por su país, los Estados Unidos, lo que la llevó a autoexiliarse en Europa desde 1963. Jamás regresó. Patricia Highsmith poseía una personalidad compleja, lo que la convirtió en una rara avis dentro de la literatura mundial.
Desde muy niña, demostró una extraordinaria capacidad para el arte: la pintura, la escultura y la literatura parecían formar parte de su código genético. Como casi todos los niños solitarios, fue una lectora voraz. Quizás por ello la balanza se inclinó del lado de la escritura. En sus entrevistas solía contar cómo, de niña, se había sentido completamente fascinada por las novelas de Dostoievski, de Poe, de Conrad. Con este bagaje, muy pronto empezó a escribir. Publica algunos relatos en revistas especializadas y fracasa en sus primeros intentos de escribir una novela. Pero en 1950 aparece Extraños en un tren, la primera de una larga serie de obras maestras. En ella ya están todos los ingredientes de su universo particular: la falta de escrúpulos morales de sus personajes, la débil frontera que separa lo que está socialmente aceptado de lo que no lo está, y la más débil aún entre el bien y el mal; la hipocresía de la sociedad pequeño burguesa, la infelicidad cotidiana que asfixia a unos personajes incapaces de escapar de sus destino, o mejor dicho, cuya única posibilidad de escape es una huida hacia adelante, la mayoría de las veces simbolizada por el crimen y el asesinato. También su estilo narrativo queda perfectamente definido desde el comienzo. Abundancia de diálogo, concisión extrema, cuasi gélida, economía discursiva, escasez de metáforas. Para qué utilizar cien palabras si se puede contar con cincuenta, parece decirnos. Sus descripciones están más cerca de un cuadro impresionista que de la literatura al uso. Con unas cuantas pinceladas es capaz de situarnos en la página escrita de una manera cercana a la perfección. Esa sería durante toda su carrera una de las marcas de la casa.
En 1951 Alfred Hitchcock adapta para la gran pantalla Extraños en un tren y la catapulta a la fama que no había conseguido con la publicación del libro. Extraña relación entre el arte y la cultura de masas. No sería la última vez que un libro de la autora americana sea llevado al cine. Otros directores de la talla de Wim Wenders, Anthony Minghella o René Clément lo harán en el futuro.
Escribió más de treinta libros, entre novelas, colecciones de relatos y un ensayo, El arte del suspense. No obstante, es la saga de novelas protagonizadas por Tom Ripley, la que la consagró. A lo largo de cinco novelas (A pleno sol, La máscara de Ripley, El amigo americano, Tras los pasos de Ripley y Ripley en peligro) Patricia Highsmith nos muestra a un personaje amoral, capaz de mentir, falsificar, suplantar identidades, asesinar y llevar a cabo cualquier acto imaginable que tenga que ver con el delito, con tal de vivir una vida repleta de lujos y exquisiteces. Mención aparte merece su novela Carol (publicada originalmente como El precio de la sal en 1952, y firmada con el pseudónimo de Claire Morgan). Carol es la única de sus novelas que escapa a la etiqueta de novela de género. Y es que ni la crítica literaria ni los propios editores han sabido nunca muy bien cómo entendérselas con esta obra. Carol es un canto al amor, al derecho a ser diferentes, y a mostrar esa diferencia con orgullo. Una historia de amor lésbico que en la mojigata, sociedad americana de la década de los cincuenta levantó más de una ampolla. En el prólogo a la reedición de 1984, la autora cuenta el origen de la historia que dio lugar al libro y lo que supuso para ella escribir esta novela sobre dos jóvenes lesbianas. Lo más interesante es que la obra tiene un final feliz, esperanzador, lo que rompía con una tradición puritana y ultraconservadora en la que toda historia protagonizada por personajes homosexuales acababa en tragedia. “Antes de este libro —escribe Highsmith en el prólogo— en las novelas estadounidenses, los hombres y mujeres homosexuales tenían que pagar por su desviación cortándose las venas, ahogándose en una piscina, abandonando su homosexualidad (al menos, así lo afirmaban), o cayendo en una depresión infernal.” Pero ella se atrevió, una vez más, a ser diferente, a romper con lo establecido, a ir por un camino que nadie antes había transitado.
En cierta ocasión, Wim Wnders señaló sobre las novelas de Patricia Highsmith: “Al leer estas historias nos observamos a nosotros mismos. De una pequeña mentira inocente, de una confortable traición, se deriva de golpe una historia horrible (…) Esto puede ocurrirnos a todos. Es por ello por lo que sus historias son verdaderas, por lo que casi hablan de la verdad, pese a toda la ficción. Constatan que las pequeñas cobardías y la indulgencia mediocre hacia uno mismo o hacia los demás son las cosas más peligrosas que hay.” No sé puede explicar de manera más acertada.

martes, 22 de junio de 2010

Mi pistola

Tengo una pistola.
A veces la saco
del estuche negro de madera
donde la tengo guardada.
La miro.
La acaricio.
La mimo.
Hablo con ella
como se habla a los gatos.
Me pongo frente al espejo
y digo con voz grave,

Alto a la guardia civil,

sólo por sentirme importante.
O también:

Arriba las manos. Esto es un atraco
,

por sentir lo que siente un delincuente.
Otras veces,
simulo que soy Kurt Cobain
y que me vuelo la tapa de los sesos.
Luego,
la vuelvo a dejar
en su estuche negro de madera.
Bien guardada.
Sólo por si las moscas.

(De Versos de alambre de espino, Editorial Alhulia, 2009)

lunes, 21 de junio de 2010

Maldito Amor

¿Qué gano con nombrarte?
¿Acaso consigo algo con decirte?
Mi decisión está tomada:
nunca más volveré a pronunciar
tu nombre, maldito Amor.

sábado, 19 de junio de 2010

Bye-bye, Ilegales

En el momento de escribir estas palabras, aún me retumban los oídos. Y es que Los Ilegales, sobre un escenario, son punto y aparte. Anoche lo demostraron con creces en la sala El tren, aquí en Granada. El concierto estaba enmarcado en la gira de despedida que el grupo viene ofreciendo en las últimas semanas, y que durará algún tiempo más, ya que van a tocar por casi toda España y gran parte de Hispanoamérica. Durante treinta años, el grupo de Jorge Martínez ha demostrado que son una de las mejores bandas de este país, o como le gusta presumir al propio Jorge, "la mejor banda en lengua española". Ayer en El tren se les veía con unas ganas locas de despedirse a lo grande. Tocaron durante dos horas y media, y los tres músicos que había sobre el escenario sonaban como una auténtica apisonadora. A estas alturas de la peli, ya ni siquiera vamos a hablar del virtuosismo instrumental de Jorge. Eso ya es vox populi. Sin embargo, no estaría nada mal reivindicar su faceta como letrista. En mi opinión, el líder de Ilegales es uno de los más aventajados alumnos de Bukowski, (siempre he tenido la duda de si Jorge conoce la obra del autor americano: apostaría a que sí) abanderado del realismo más sucio que uno se pueda imaginar, cuando aquí no habíamos oído hablar en nuestra puta vida de eso. Y esto que digo no es una boutade. Ahí están para demostrarlo temas grandiosos, como "Yo soy quien espía los juegos de los niños" (ojalá a mí alguna vez se me ocurriera un título como ese), "El corazón es un animal extraño", "Tiempos nuevos, tiempos salvajes", "La chica del club de golf", "Regreso al sexo químicamente puro", "Ángel exterminador", "Chicos pálidos para la maquina", la surrealista "Problema sexual" o la magistral, hermosa, melancólica, "Enamorados de Varsovia", tal vez la mejor canción que ha parido esa cabecita iconoclasta y heterodoxa que Jorge tiene sobre los hombros. Por supuesto, anoche tocaron todos estos temas, y un puñado más. Y pusieron el punto y final a una actuación hiperbólica, con ese himno nihilista y punk, descreído y visionario, tan apto para estos tiempos convulsos que nos han tocado en suerte: "Destruye".
Querido Jorge, si por casualidad lees esto, sólo me queda darte las gracias por todos los momentos buenos que me has hecho pasar durante todos estos años. Salud.

viernes, 18 de junio de 2010

La banda sonora de una parte de mi vida (IV)

Dejo una lista con algunos de los discos que me han acompañado durante los últimos meses de una manera más o menos permanente. Como siempre, el orden es aleatorio, y el desorden, manifiesto.

- Las consecuencias, de Enrique Bunbury.
- Daiquiri blues, de Quique González.
- Ultimate collection, de Small Faces.
- La hora de los gigantes, de Coque Malla.
- Forever Changes, de Love.
- La fortaleza de la soledad, de Parade.
- No me quieras tanto (Quiéreme mejor), de Malevaje.
- Odelay, de Beck.
- En primer plano, de Los Modelos.
- Física del equipaje, de Pauline en la Playa.
- Blown about moon, de Dakota Suite.
- 11 songs from Abilene, de Micah P. Hinson.
- Volver (BSO de la película de Pedro Almodóvar), de Alberto Iglesias.
- Together through life, de Bob Dylan.
- El día que cumplimos veinte años, de Los Ilegales.
- The Essential, de Kris Kristofferson.
- Ambassador, de Elliot Brood.
- The best, de Siouxsie and the Banshees.
- Solo Rot, de Ariel Rot.
- Retrospective, de Buffalo Springfield.
- Vivir para creer, de Maderita.

jueves, 17 de junio de 2010

Realidad: como la vida misma

El fútbol no me interesa absolutamente nada. Hace muchos años que no veo un partido de fútbol, por la sencilla razón de que no encuentro placer estético en ello. Creo que el fútbol, como el resto de los deportes de masas hoy en día, es simple y llanamente un negocio que mueve miles de millones y que pone de manifiesto la peor cara del capitalismo: la avaricia, la insolidaridad, la competitividad desmedida, etc.. ¿Y a qué viene todo esto? Evidentemente, al mundial de Sudáfrica. Como he dicho, yo, el otro día, no estuve sentado frente al televisor viendo el partido de la selección española. Así que no sé si los jugadores españoles jugaron bien o mal, si sudaron o no la camiseta o si el árbitro se tragó dos o cuarenta y cuatro penaltis. Y sin embargo, alucino. Alucino con la gente que sale en la televisión con rostros compungidos, alucino con los medios de comunicación, alucino con ese ataque de patriotismo verbenero (un inciso: decía el poeta Ángel González, que sí era aficionado al fútbol, que cuando jugaba la selección y veía todas esas banderas rojigualdas, le entraba un ataque de pánico). En fin, que alucino bastante. La mayoría de los aficionados de este país piensan (o pensaban, hoy tal vez ya han cambiado de opinión) que España va a ser campeona del mundo. Aunque no hubiesen jugado ni un solo minuto y teniendo en contra el peso innegable de la historia. Para mí, lo que ocurrió en el partido de fútbol entre Suiza y España, no deja de ser una gran metáfora de lo que abunda en este país: una falta de humildad que tira de espaldas. Es como si viviéramos en una burbuja que nos aisla del resto del mundo y sólo nos deja ver lo que queremos. Aún recuerdo al presidente Zapatero, no hace mucho, decir que la economía española era la séptima del mundo, por delante de Italia, y que muy pronto adelantaría a la francesa. Unos meses después, estamos a la cola de Europa en todo, salvo en desempleo y en recortes sociales, que en eso, este país sí que es campeón del mundo mundial. Con la selección ocurre exactamente lo mismo: los que iban a ser campeones del mundo, un equipo repleto de estrellas con sueldos estratosféricos, perdieron con Suiza. En fin, no hay nada como la realidad para poner las cosas en el sitio que le corresponden.
Por otra parte, cuando uno se entera de las primas que cobrarían los jugadores de la selección si se proclamasen campeones del mundo, a uno le entra una mala leche increíble. Y es que en el hipotético e improbable caso de que la selección española ganase el mundial, cada uno de los veintitrés jugadores se llevaría para su paraíso fiscal particular, la escalofriante cifra de 600.000 euros, es decir, cien millones de pesetitas (yo, por lo que pueda pasar, voy a recuperar el término peseta porque me da que el euro va a durar poco). Con la que tenemos encima, plantear siquiera que alguien pueda ganar esa cantidad jugando al fútbol, me parece una auténtica aberración. Así que, por el bien de la hacienda pública, espero y deseo que la selección no gane el mundial. Mucho más barato nos saldrá a todos. Y además ese dinero se podrá emplear en otros menesteres más provechosos para la sociedad.

martes, 15 de junio de 2010

Historia española del siglo XX

Primero hubo una monarquía,
con su rey y su nobleza,
con sus cotos de caza
y su derecho de pernada,
y sus privilegios eclesiásticos,
y todas esas pamplinas
que tienen las monarquías.
Y los de abajo estaban bien jodidos.
Después llegó la República
y el rey se dio el piro
y vino el Presidente,
y en Cádiz, Asturias,
la Campiña cordobesa,
las fábricas textiles de Cataluña
o los arrabales de Madrid,
los de abajo estaban bien jodidos,
aunque esta vez,
albergaban unas gotitas de esperanza.
Luego llegaron los fascistas
con la dialéctica de las pistolas y las bombas,
y con su (mala) poesía,
alabando el pasado glorioso
y las banderas victoriosas,
e impusieron su dictadura
cuartelera y asesina,
y se quedaron durante una larga temporada
y los de abajo siguieron estando bien jodidos,
y además, cautivos y desarmados.
Pero no hay mal que cien años dure,
como dice el refrán,
así que un buen día,
como quien no quiere la cosa,
el telediario nos dijo,
españoles, la Dictadura ha muerto,
Viva el Rey,
y el Rey volvió a vivir.
El único problema radicaba
en que había un exceso de fachas
y no se sabía muy bien qué hacer con ellos,
así que se inventó un plan para reciclarlos
y se le llamó Transición.
Y los chicos de las camisas azules,
se travistieron de demócratas de toda la vida,
y aquí paz y en los cielos gloria,
y los de abajo, para no variar,
estuvieron bien jodidos, aunque esta vez,
como ya había ocurrido antes,
volvían a albergar ciertas esperanzas.
Y en esto llegó el PSOE,
que ya no era marxista,
pero era postmoderno,
y nos trajo el Mundial de fútbol
con su Naranjito y su Clementina,
y nos trajo la OTAN y el AVE,
y las reconversiones industriales
y el veinte por ciento de desempleo,
y las hipotecas y la biutiful pipol,
y Luis Roldán y Juan Guerra,
y la Movida madrileña y la Expo ’92.
Y resulta que, después de todo,
los de siempre, los de abajo,
continuaron estando bien jodidos.

lunes, 14 de junio de 2010

¿Quién dijo depre?

El jueves pasado el Partido Socialista Obrero Español estaba de celebración. Y es que ese día, 10 de junio, se cumplían cien años desde que Pablo Iglesias, fundador de dicho partido, obtuviera su acta de diputado. Por primera vez en la historia de España, un representante de un partido obrerista, se sentaba junto a los oligarcas, terratenientes y caciques con la intención de, se suponía, mejorar por vía del parlamentarismo, las penosas condiciones laborales y sociales de los trabajadores de la época. Así que, para conmemorar una fecha repleta de connotaciones, se juntaron todos los socialistas habidos y por haber, todos los que fueron y los que son, todos los que en algún momento de la democracia han ocupado un escaño como diputado en el Congreso, para soplar las cien velitas y entonar, con una sola voz, el cumpleaños feliz. La sala estaba presidida por una foto gigante del padre fundador, formada por pequeñas fotos de todas las mujeres y hombres que durante estos cien años han sido diputados. A la celebración asistieron desde Alfonso Guerra a José Bono, desde Manuel Chaves a Carmen Alborch, desde Narcís Serra a Rosa Conde. Así hasta 700 personas. Todos y todas. Ellos y ellas. Por supuesto, en fecha tan señalada para los socialistas, no podía faltar el hombre que durante años dirigió los destinos del Partido: Felipe González. El ex Presidente del Gobierno participó en una mesa redonda con el actual Presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, en la que trataron, como no podía ser de otra manera, la actual situación económica que atraviesa el país. En un momento dado de la conversación, González dijo (y cito de memoria) que “en momentos como los de ahora, en los que los socialistas están con la depre, es cuando toca la militancia pura y dura.” Zapatero, al oír lo de la depre, puso cara de póquer y respondió que los socialistas de depres, nada de nada. Que no hay razones para eso.
Si uno se para a pensar en las palabras del Presidente con detenimiento, pues resulta que a uno no le queda más remedio que darle la razón a Zapatero. Y es que es verdad, que los socialistas no tienen razones para estar depres. Pongamos por caso a la Secretaria de Organización del PSOE. ¿Puede estar con la depre alguien que gana vente mil euros al mes? En mi opinión, no. Tomemos otro ejemplo. El ex ministro Jesús Caldera. Cobra un sueldo por haber sido ministro y otro por dirigir la "Fundación Ideas para el progreso". Además ha dejado la primera línea del frente político, con lo cual su desgaste es mínimo. ¿Tiene este hombre motivos para estar depre? ¿Y Manuel Chaves? ¿Y Fernández Bermejo? ¿Y Magdalena Álvarez? ¿Y todos los que ocupan cargos de confianza en los ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas (sólo en la Junta de Andalucía hay cuatro mil), empresas públicas, y un largo etcétera? Evidentemente, no. No deberían estar depres. En cambio, la lista de los que sí tienen razones para estar depres es inacabable: los pensionistas, con sus pensiones congeladas; los policías y bomberos que en la manifestación del martes en Granada lanzaba consignas contra el Presidente y el PSOE; los maestros, profesores de secundaria, profesores universitarios, médicos de familia, cirujanos, enfermeras, celadores, jueces, funcionarios de prisiones y demás funcionarios que han visto cómo un cinco por ciento de su sueldo se esfumaba como por arte de magia; la mujer que espera un bebé para los primeros días de enero y sabe que no contará con ayuda estatal; los cuatro millones y medio de parados que están en sus casas cruzados de brazos; un gran número de trabajadoras y trabajadores que saben que su empleo pende de un hilo; los que tienen una pequeña empresa y ven, que un día sí y otro también, los encargos no llegan y tienen que despedir a un trabajador, que además es su amigo o un miembro de su familia; los que regentan un pequeño comercio y se pasan las horas sin vender absolutamente nada porque la gente, en general, no tiene dinero para gastar; los agricultores que han visto en los últimos años que el campo español se ha ido por el sumidero; todas las personas que han perdido sus viviendas a manos de los bancos y cajas porque no tienen para pagar sus hipotecas, todas las trabajadoras y trabajadores que saben que a la vuelta de la esquina les espera una reforma laboral con las fauces abiertas, y que supondrá un recorte terrible de los derechos laborales, etc., etc. Todos estos sí tienen razones más que de sobra para estar con la depre.
Así que el Presidente Zapatero debería darse una vuelta por la vida real de este país, y verá que sí hay gente con la soga al cuello, gente que lo está pasando bastante mal, gente que tiene que hacer mil y un malabarismos para sobrevivir día a día. Tal vez muchos más de los que él imagina. Aunque no sean socialistas.

Este artículo también se puede leer en la edición digital de Rebelión del sábado 12 de junio de 2010 y en Aguilar Digital (www.aguilardigital.es).

viernes, 11 de junio de 2010

Poema tonto para que me quieras más (si puede ser)

Este poema no es verde,
ni es rojo, ni de color azul.
No tiene forma de esfera,
ni es un octógono,
ni tan siquiera es triangular.
No se encontrarán aquí
hermosas metáforas,
símiles complicados,
encabalgamientos
con forma de serpiente.
Por no tener
carece incluso
de los más elementales
fundamentos
del arte poético:
rima, ritmo, métrica,
altisonantes juegos semánticos.
En este poema
no hay versos
del tipo
la noche es un telón que anuncia el final de la obra,
o del tipo,
tus ojos me guían en el fuego de la tarde estival.
Este poema no es nada más
que una excusa (tonta)
para pedirte
que me quieras más
(si puede ser).

(De Hablando de amor con el cobrador del frac, Editorial Alhulia, 2006)

jueves, 10 de junio de 2010

Reunión de cerdos

Como ya sabéis, hoy se reúnen el Presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y el Papa, Benedicto XVI, para hablar de sus cosillas. Por ejemplo, seguro que hablarán de la pasta que Zapatero le regala a la Iglesia Católica para que esta siga preparando a sus cuadros de mando para el futuro, para que siga transmitiendo de generación en generación su fascismo y su intransigencia y para que siga controlando el cotarro, que en definitiva, es lo que mola. Seguro que hablan de la visita del Papa a España. Lo que no sé si le dirá es que ese viaje va a costar 25 kilitos de euros. En fin, viéndolos así, tan amiguitos, se me viene a la cabeza aquella canción que cantaba La Polla Records en su primer disco, el memorable Salve, que decía: "Reunión de cerdos, todas las mañanas, compramos países y vendemos almas..." Puajjjjj.

miércoles, 9 de junio de 2010

Si algo

Si algo llega a nuestra orilla o es mierda o son restos de un naufragio.

Vasili Grossman

martes, 8 de junio de 2010

Press reset

Cambio climático mundial,
guerras y hambrunas despiadadas,
racismo, terrorismo, violencia de género,
desempleo y ERE’s a mogollón,
pornografía infantil y esclavitud sexual,
abusos de cualquier tipo de poder,
destrucción del medio ambiente,
fundamentalismo religioso,
ultra conservadurismo y corrupción política,
capitalismo asesino e inhumano,
miseria generalizada en todo el planeta
y el copón bendito en versos alejandrinos.
Yo no sé qué pensarás tú,
pero yo lo tengo cada día más claro.
Por favor, que alguien apriete el botón de RESET
que el mundo se ha quedado colgado.

(De Versos de alambre de espino, Editorial Alhulia, 2009)

lunes, 7 de junio de 2010

Sobran los motivos

El pasado 12 mayo, el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció en una comparecencia ante el Congreso de los Diputados su plan de choque para atajar la crisis económica que asola nuestro país. Entre otras medidas, Zapatero anunció la congelación de las pensiones para el año 2011, el recorte en un 5% de los salarios de los empleados públicos a partir del mes de junio de 2010 y su congelación para el 2011, el retraso en la edad de la jubilación parcial a los 61 años, la reducción del gasto farmacéutico, la reducción de la ayuda al desarrollo de los países pobres, una fuerte disminución de las inversiones públicas, un recorte de la financiación de ayuntamientos y comunidades autónomas, la supresión del cheque-bebé, etc.

El mismo Presidente Zapatero que durante más de dos años negaba las evidencias y despilfarraba el dinero a manos llenas poniendo en marcha medidas que dejaban de ingresar fuertes sumas de dinero para las arcas públicas, se desenmascaraba con una serie de medidas directas al corazón mismo del sistema de bienestar y que descansaban sobre los hombros de las clases populares: jubilados, trabajadores, futuras mamás, etc.

Como ya hemos señalado, una de las medidas de Zapatero ante la crisis ha sido el recorte en un 5% de los sueldos de los empleados públicos. Ante este ataque frontal contra los derechos laborales de un colectivo que aglutina a cinco millones de trabajadores, a los sindicatos mayoritarios, UGT y CC. OO, hasta ahora sumisos ante una situación a todas luces injusta, esto es, la masiva destrucción de empleo, no les ha quedado más remedio que convocar una huelga general en la función pública para el día 8 de junio, huelga que apoyan y convocan prácticamente todas las demás organizaciones sindicales del sector público.

Desde USTEA, segundo sindicato en representación entre el sector del Funcionariado de la Junta de Andalucía, y con representación en otros sectores, como el docente, el personal laboral de la Junta de Andalucía, y el PAS de la Universidad de Granada, hacemos un llamamiento a todas las trabajadoras y trabajadores de lo público, para que el próximo martes, 8 de junio, secunden esta huelga, porque a los que trabajamos, creemos y defendemos la red pública de servicios, nos sobran los motivos. Entre otros:

1) Está claro que no hemos sido nosotros, los empleados públicos, los responsables de esta crisis económica, luego no es de justicia que seamos nosotros quienes tengamos que pagarla. Es una gran tomadura de pelo pedir a “los inocentes” que hagan sacrificios, mientras que “los culpables” campan a sus anchas, llenándose los bolsillos a costa de los demás.

2) La reducción salarial lleva pareja un fuerte deterioro en los servicios públicos. Es evidente que si la gente no cobra lo que merece por su esfuerzo y trabajo, la eficacia de dicho trabajo queda puesta en entredicho.

3) En el fondo, lo que subyace tras esta medida, es el deseo de nuestros gobernantes de privatizar los servicios públicos. Para ello, todo vale, incluso la puesta en marcha de una terrible campaña de descrédito contra los empleados públicos, tachándolos de indolentes, ineficaces, insolidarios, y otros adjetivos por el estilo.

4) Porque estos recortes suponen la punta de lanza de una serie de ajustes que se avecinan contra toda la clase trabajadora de este país. Tras los recortes en los sueldos de los empleados públicos, llegarán otras medidas, aún más restrictivas, de carácter neoliberal, y culminará (tiempo al tiempo) con el despido libre.

5) Porque es una medida que vulnera la negociación colectiva y desacredita las mesas sectoriales. La propia Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ha firmado, en esta misma legislatura, un acuerdo con diversas organizaciones sindicales por el cual se garantizaba el mantenimiento del poder adquisitivo para todo el colectivo.

6) Porque es una medida contraproducente para potenciar el consumo y, por ende, la reactivación económica. Como consecuencia, llevará aparejada más destrucción de empleo, sobre todo en el comercio y la pequeña y mediana empresa.

7) Cuando se habla de funcionarios, no se está hablando sólo del personal que atiende servicios burocráticos. Estamos hablando de personal sanitario, maestros y profesores, monitores de guarderías, bomberos, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, personal de ayuntamientos, profesores y el resto de trabajadores de las universidades, asistentes sociales, jueces y personal de los juzgados, funcionarios de prisiones, Ejército, etc., y que, como profesionales, merecen todo el respeto de sus conciudadanos.

8) Una de las grandes falacias en torno a los empleados públicos tiene que ver con la cuantía de los sueldos. La mayoría de la población se ha mostrado en contra de la congelación de las pensiones a los jubilados pero a favor de la bajada de sueldo a los empleados públicos. No obstante, existen bastantes pensionistas cuyas pensiones son más altas que los sueldos de muchos funcionarios. Baste decir que la gran mayoría del personal laboral de la Junta de Andalucía está compuesta por empleados mileuristas.

9) Porque las medidas puestas en marcha por el Presidente Zapatero son las medidas del FMI, de la OCDE, de la UE, y de otros organismos internacionales de marcado carácter conservador. Está claro que si para ellos son buenas, no pueden serlo para el resto de la población, pues sólo buscan la retroalimentación de un sistema, el capitalista, voraz y deshumanizado, y de los mercados financieros, insaciables a la hora de buscar beneficios, olvidándose por completo de los intereses y el bienestar de las trabajadoras y trabajadores. Esto ya ha ocurrido antes en otros países: Colombia, Argentina, etc., y los llevó a un nivel de empobrecimiento sin parangón.

Por todo ello, desde el Sindicato USTEA hacemos un llamamiento a todo el sector público de este país para que secunden la huelga del próximo día 8 y asistan a las manifestaciones que tengan lugar a las en sus ciudades, porque sólo movilizándonos frente a estas medidas duras e injustas, de manera organizada, podremos plantarles cara. Nuestro futuro depende de nosotros mismos. ¿No vamos a hacer nada por cambiarlo?

viernes, 4 de junio de 2010

Ella me dijo...

Mientras comíamos,
ella me miró,
sonriendo,
a los ojos,
y me dijo,
así,
como si tal cosa,
que me amaba,
y sentí un calambre
pequeñito
por ahí dentro,
pero supe contenerme
a tiempo
y logré disimular,
como si en realidad,
no pasara
absolutamente
nada.

jueves, 3 de junio de 2010

Se busca

Rafael Calero,
ciento setenta y cuatro centímetros
de altura,
setenta kilos de peso
(este dato no es muy fiable),
anarcobolchevique,
anticlerical,
adicto a la novela negra,
una estrella pequeñita de cinco puntas
tatuada en el hombro derecho.

Poeta de medio pelo.

miércoles, 2 de junio de 2010

Mierda caliente y mierda fría

A finales de la década de los sesenta, el gran poeta y novelista Charles Bukowski escribió un artículo en su columna Escritos de un viejo indecente para la revista contracultural Open City, en el que aludía a los dos principales candidatos que concurrían a las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de 1968: Richard Nixon, aspirante por el Partido Republicano, y Hubert H. Humphrey, el candidato del Partido Demócrata. Entre otras muchas cosas, el viejo Bukowski decía: “Que te den la oportunidad de elegir entre Nixon y Humphrey es como que te den la oportunidad de elegir entre comer mierda caliente y mierda fría.”

Si cambiamos el escenario americano de los últimos años de la década de los sesenta por la España de nuestros días, y los nombres de Richard Nixon y Hurbert H. Humphrey por los de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, o lo que es lo mismo, el proyecto político del Partido Socialista y el del Partido Popular, resulta que tenemos el mismo menú que anunciaba Bukowski para aquellos Estados Unidos de 1968: plato único. Sólo varía la temperatura: uno se servirá caliente; el otro frío. El problema es, además, que no sabemos muy bien quién es el caliente y quién el frío.

Porque, a día de hoy, ¿quién es capaz de establecer diferencias reales entre los proyectos económicos, políticos y sociales de ambos partidos? La sociedad española está viviendo, durante estas últimas semanas, en un estado de confusión que bordea la paranoia. El partido en el gobierno, el PSOE, de corte socialdemócrata, está llevando a cabo las políticas más reaccionarias y antisociales de todo el continente europeo. A saber: congelación de las pagas de los jubilados, fuertes recortes en los sueldos de los empleados públicos, reducción drástica de las ayudas para los países subdesarrollados, anulación del cheque-bebé, recortes en las ayudas a la aplicación de la Ley de Dependencia y un recorte drástico en las inversiones públicas en obras e infraestructuras. Por otro lado, hemos asistido durante los últimos años de mandato socialista a una serie de medidas surrealistas e, incluso, injustas. Pongamos un par de ejemplos esclarecedores. El famoso cheque-bebé que se suprime a partir del uno de enero del próximo año: durante el tiempo que ha estado vigente, cualquier mujer ha recibido dos mil quinientos euros por el nacimiento de un bebé, independientemente de su nivel de renta. Es decir, si eres multimillonaria y tienes un bebé, el Estado te premia con dos mil quinientos euros. Exactamente lo mismo que si no tienes donde caerte muerta. Lo mismo ha ocurrido con la gratuidad de los libros de texto, o con los famosos ordenadores para los niños de quinto y sexto de primaria y con otras muchas cosas. Se trata de la política del “café para todos”, o mejor dicho, de derroche generalizado, al que son tan aficionados los socialistas, que nos ha llevado al punto en el que nos encontramos ahora.

¿Y qué ocurre con el principal partido de la oposición? A pesar de que el pasado 27 de mayo votaron en contra del decreto del Gobierno que atenta contra la misma base del Estado del Bienestar de nuestro país, todos sabemos que en su fuero interno se alegran enormemente de estas medidas, ya que son las disposiciones de la derecha, neoliberales y reaccionarias. Exactamente lo mismo que ocurrió en los años ochenta con Felipe González y su reconversión industrial, con la permanencia de España en la OTAN, etc., etc. Y es que la derecha española ya está acostumbrada a que el PSOE le haga el trabajo sucio cuando gobierna. Hace unos días el diario británico Financial Times entrevistaba al ex presidente Aznar, reconvertido ahora en el cerebro en la sombra del sector más duro de la derecha española. Entre sus principales recetas para atajar la crisis económica, a la que, por cierto, él tanto contribuyó con su política de apoyo al ladrillo, están: Privatizar los servicios públicos de empleo y reducir las prestaciones por desempleo, bajar los impuestos, potenciar la energía nuclear y suprimir las ayudas a las energías renovables, bancarizar las cajas, recortar las pensiones y aumentar la edad de jubilación, privatizar todas las empresa públicas dignas de ser privatizadas y reformar la negociación colectiva. Como se puede ver, en la mayoría de estas medidas coinciden tanto la socialdemocracia como la derecha pura y dura. En nuestras manos está darle un giro a esta Europa de los mercaderes, del capitalismo salvaje y caníbal que tratan de imponernos. Así que ya sabes, cuando te den a elegir entre la mierda caliente y la mierda fría, no te dejes embaucar: que se la coman ellos.

(Este artículo se puede leer también en la edición de hoy, día 2 de junio de 2010, de www.rebelión.org)

martes, 1 de junio de 2010