miércoles, 4 de noviembre de 2009

Él tiene un secreto

Él tiene un secreto. No uno de esos secretos tontos, como de patio de recreo o de cafetería de instituto, que uno comparte con su mejor amigo, sino un secreto real, de esos que laten en lo más profundo de uno mismo, en algún recoveco perdido del alma. Uno de esos secretos que no se cuentan a nadie. Vamos, un secreto, secreto. De los de verdad.
Él tiene un secreto. Lo sabe desde hace días. Lo descubrió casi por casualidad. Estaba buscando un libro en una famosa librería de su ciudad y de pronto fue consciente de que el secreto estaba allí, de que era tan real, o tal vez mucho más real, que la gente que andaba por la tienda. Podría incluso señalar el instante preciso en que reparó en la existencia de su secreto. Acababa de coger de la estantería un ejemplar de la última novela de Walter Mosley, cuando lo vio merodear a su alrededor por primera vez, como un pájaro despistado que se hubiera escapado de su jaula.
Él tiene un secreto. A veces se descubre pensando en su secreto en los lugares más insospechados, por ejemplo, en la ducha, bajo el fuerte chorro de agua caliente, con la cabeza cubierta de espuma. En ese momento ha de ser muy cuidadoso, porque si piensa demasiado en su secreto, la espuma se le puede meter en los ojos, y todo se complica. Otras veces su secreto toma forma cuando hace deporte, entre el fuerte olor a sudor que transpira su piel. Incluso a veces, el secreto se hace corpóreo en el almuerzo o el desayuno, cuando está en mitad de un filete con patatas o de un par de tostadas de aceite con tomate. Y es que cualquier momento es bueno para compartirlo con su secreto.
Él tiene un secreto. Las primeras veces se sentía un poco molesto. Pero ahora no. Ahora se podría decir, incluso, que su secreto lo hace feliz. Sí, así es. Él es un tipo feliz por tener un secreto. Se ha dado cuenta de algunas cosas. Se ha dado cuenta de que el sol luce más desde que él tiene su secreto. El cielo es más azul, y sus compañeros de trabajo no le parecen tan insulsos. Y todo se lo debe a su secreto. Ah, y ahora le gustan cosas que antes no le gustaban. Por ejemplo, las películas francesas. No sabe hasta cuándo durará todo este asunto del secreto. Tal vez desaparezca como llegó, sin hacer ruido, sin hacer grandes aspavientos. Así que por ahora, lo único que tiene claro es que tiene un secreto. Y está dispuesto a defenderlo con uñas y dientes. Es lo menos que puede hacer por su secreto.

1 comentario:

  1. Todos tenemos alguno y a veces lo confundimos con nuestra sombra. También hay secretos a voces que crees que nadie ve pero son visibles para todos. A veces tiene forma de mujer rubia y peligrosa. Otras veces es morena, pero igual de peligrosa. Cuida tu secreto. Cada uno tiene que cuidar el suyo.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.