La editorial catalana Global Rhythm publicó en los últimos días del año pasado el libro de Barney Hoskyns, Tom Waits, La coz cantante. Biografía en dos actos. Hoskyns es, sin duda, uno de los mejores críticos musicales del momento. Ha trabajado para publicaciones de primera categoría tales como Mojo, Rolling Stones y Uncut y ha escrito libros, entre otros, sobre el rock californiano de los años sesenta y setenta. Pero no nos engañemos, no es lo mismo escribir sobre un grupo de cara amable como, pongamos, los Eagles, que hacerlo sobre un tipo como Tom Waits, tan celoso de su vida privada que no te lo va a poner nada fácil. De hecho, el músico californiano no concedió al autor de esta biografía ni una sola entrevista, ni un maldito e-mail ni una simple llamada telefónica. Así que al bueno de Barney no le ha quedado más remedio que tirar de archivo y, cuando ha sido posible, entrevistar a los viejos colaboradores y amigos de Tom. Y digo cuando ha sido posible, porque en más de una ocasión, gente que se había comprometido a participar contando sus vivencias junto al músico beat, se echaron atrás en el último momento, como fue el caso de Elvis Costello o el mismísimo Keith Richard.
El contenido del libro es apabullante. Un análisis exhaustivo de la obra waitsoniana, disco a disco, tema a tema, aportando anécdotas jugosas sobre las sesiones de grabación, sobre los músicos que participaron en ellas, sobre los métodos de composición, sobre las giras, sobre la relación de Waits con el mundo del cine, ya sea como compositor de bandas sonoras o como actor, sobre Kathleen Brennan, la esposa de Tom, y desde hace veinte años, su mano derecha, sobre sus diferentes pleitos con el mundo de la publicidad, sobre su relación con otros músicos, como Bruce Springteen, Roy Orbison, Bob Dylan, Neil Young, etc. En definitiva, sobre las andanzas de nuestro hombre en cuatro décadas de una de las carreras musicales más personales del mundo del rock.
Sólo le pondría un pero al libro, bueno, más que al libro, a la edición. Y es algo que me viene ocurriendo con casi todos los libros editados por Global Rhythm. Y es lo poco cuidadas que están las traducciones. Esta, concretamente, ha sido realizada por José Serra. Como muestra un botón. En la página 351 se puede leer: “En 1995 el cantante canadiense Holly Cole grabó un disco de versiones muy personales, Temptation, que abarcaba veinte años de la obra de Waits (…)”. El único problema es que Holly Cole es una mujer. Por lo demás, muy bien.
El contenido del libro es apabullante. Un análisis exhaustivo de la obra waitsoniana, disco a disco, tema a tema, aportando anécdotas jugosas sobre las sesiones de grabación, sobre los músicos que participaron en ellas, sobre los métodos de composición, sobre las giras, sobre la relación de Waits con el mundo del cine, ya sea como compositor de bandas sonoras o como actor, sobre Kathleen Brennan, la esposa de Tom, y desde hace veinte años, su mano derecha, sobre sus diferentes pleitos con el mundo de la publicidad, sobre su relación con otros músicos, como Bruce Springteen, Roy Orbison, Bob Dylan, Neil Young, etc. En definitiva, sobre las andanzas de nuestro hombre en cuatro décadas de una de las carreras musicales más personales del mundo del rock.
Sólo le pondría un pero al libro, bueno, más que al libro, a la edición. Y es algo que me viene ocurriendo con casi todos los libros editados por Global Rhythm. Y es lo poco cuidadas que están las traducciones. Esta, concretamente, ha sido realizada por José Serra. Como muestra un botón. En la página 351 se puede leer: “En 1995 el cantante canadiense Holly Cole grabó un disco de versiones muy personales, Temptation, que abarcaba veinte años de la obra de Waits (…)”. El único problema es que Holly Cole es una mujer. Por lo demás, muy bien.
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