viernes, 29 de enero de 2010

La dulce madurez de Bob Dylan

Nadie puede negar que, a sus casi setenta años, Bob Dylan está en un estado de gracia creativo. Pocas figuras del ámbito artístico —de cualquier disciplina— pueden equipararse al poeta de Duluth. Tan solo en esta primera década del siglo XXI, y ciñéndonos al ámbito literario, Dylan ha puesto en circulación un magnífico libro de memorias, Crónicas Vol. I, ha recopilado todas las letras de sus canciones en un único tomo, titulado precisamente Letras, —aunque más que de letras tendríamos que hablar de poemas, ácidos, ariscos, desconcertantes, desestructurados, feroces, pero poemas al fin y al cabo— y ha visto publicado un conjunto de poemas —ahora sí— que datan de los primeros años sesenta, acompañando las fotos que el fotógrafo Barry Feinstein hiciera de un Hollywood más que sorprendente, en un libro llamado precisamente Fotorretórica de Hollywood: el manuscrito perdido.
En cuanto a la parte musical, en estos últimos años, el viejo Bob nos ha dejado varios discos memorables, algunos de ellos de lo mejorcito de su producción, a nivel de sus mejores obras de los años sesenta y setenta. Desde el año 1997, fecha en que publicó Time out of mind, aquel fenomenal disco que nos devolvió a un músico en plenitud de sus facultades creativas, hasta 2009, han visto la luz Love & Theft (2001), Modern Times (2006) y Together throu life (2008), tres grandiosos discos con material completamente nuevo, en el que el maestro nos regala toda su sabiduría en forma de canciones repletas de blues, de folk, de rocanrol, de country, y con esas letras rebosantes de imágenes asombrosas y de metáforas imposibles que lo han convertido en el mejor escritor de canciones de la música popular.
Por otra parte, durante estos años, han seguido apareciendo diferentes volúmenes de las Bootleg series, que en la actualidad va por el volumen nº 8. Para quien no lo sepa, esta colección está formada por discos repletos de rarezas, tomas alternativas, conciertos buscados durante años por legiones de fans insaciables o simplemente temas que estaban ocultos en discos imposibles de localizar hoy en día, por lo cual el seguidor de Bob Dylan agradece estos regalos como agua de mayo. Al mismo tiempo, Bob ha seguido con apariciones más o menos breves en películas y componiendo canciones para bandas sonoras originales. Mención aparte merece No Direction Home, el documental dirigido por Martin Scorsese en 2005, en el que durante tres horas y con un montón de material inédito, el director italonamericano nos va desgranando detalles de una carrera que dura ya más de cuatro décadas. Durante todos estos años, Dylan ha continuado con su peculiar programa de radio, donde cada semana, durante sesenta minutos, da a conocer algunas de sus canciones favoritas de todos los tiempos y todos los géneros habidos y por haber. Al mismo tiempo, el autor de “Los tiempos están cambiando” sigue inmerso en su “Never Endind Tour” (“Gira interminable”), siempre novedosa, siempre impredecible, donde se pueden disfrutar conciertos como el que dio en la ciudad de Jaén en el verano de 2008, uno de los mejores conciertos de cuantos ha dado en su extensa carrera musical. Como vemos, Bob Dylan tiene cuerda para rato. Ojalá que para mucho rato.

1 comentario:

  1. Rafa, sabes que tuve la suerte de estar en el concierto de Jaén, fue espectacular. Estoy contigo en que Bob Dylan está en una de sus mejores épocas creativas, no para de sacar discos, libros, exposiciones de dibujos y pinturas,...y su Never Endind Tour. Como dice su amigo Keith Richards, estaría tocando con él si no fuera por que Bob está enganchado a la línea blanca (la línea blanca de la carretera).
    Salud
    R.Q.

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