Cuando
uno creía que ya estaba curado de espantos, que lo había visto, leído o
escuchado prácticamente todo, que después de las movidas de Urdangarín, de los
EREs, de la monja y los médicos robaniños, de los mensajitos de Rajoy a su colega
Bárcenas, de la caja b del Partido Popular, de los trajes de Camp, de los
recortazos, y de los robos a mano armada de la banca española, en definitiva,
de los múltiples tejemanejes con los que llevamos años desayunando, almorzando
y cenando, cuando uno pensaba que ya no cabía posibilidad alguna de sorpresa, la
realidad, que es terca como una mula, aparece para demostrar que no, que
todavía hay margen para el estupor, que todavía, cuando uno menos lo espera,
salta una noticia que lo deja a uno petrificado.
Esta vez
la película se ha desarrollado en Marruecos, pero con actores —al menos una
parte importante del reparto— españoles.
El rey de Marruecos, Mohamed VI, ha indultado, con motivo de la Fiesta
del Trono, a un grupo de cincuenta españoles que cumplían condena en el país
vecino. Es importante señalar dos cosas: La primera, que casi todos ellos
habían sido condenados por delitos relacionados con el tráfico de drogas. La
segunda, que la petición de indulto para estos ciudadanos españoles, había
partido del monarca español. Pues bien, como ya sabemos, entre las personas que
han disfrutado de semejante privilegio hay uno que cumplía una condena de
treinta años. Su delito: haber abusado de 11 niños de entre dos —sí, has leído
bien— y catorce años.
El nombre
del individuo en cuestión es Daniel Galván Viña —casi con toda seguridad, se
trata de una identidad falsa, construida por los servicios secretos españoles—,
63 años, de origen iraní y con relaciones —muy buenas, visto lo visto— con el
Centro Nacional de Inteligencia. Según las autoridades marroquíes, la petición
de indulto para este individuo partió desde el CNI. Las autoridades marroquíes,
tras la polvareda que se ha levantado en el país vecino, se han apresurado a
decir que no tenían ni puta idea de quién era este elemento. Que ellos
simplemente se han limitado a indultar a los de la lista que les pasaron desde
España. Y como en Marruecos son todavía más cutres que aquí, que ya es decir,
pues de la noche a la mañana, han puesto de patitas en la calle al enemigo
público número uno, sin que haya cumplido ni dos años de cárcel por once terribles
delitos de pederastia.
De todo
este revuelo, surgen algunas cuestiones que me llaman poderosamente la atención
y que tienen que ver con los servicios de inteligencia españoles. ¿Con qué
clase de gente se relacionan estos tíos? Hace unos meses nos enteramos de que
el Ministerio del Interior tenía en plantilla a un ultraderechista condenado por
el asesinato de una joven hace varios lustros. Y ahora sabemos que en el CNI ha
trabajado un pederasta condenado a treinta años de cárcel. Y entonces me surgen
algunas dudas: ¿Por qué trabajan individuos de esta catadura moral en este tipo
de empresas? ¿Tienen a otros como este en plantilla actualmente? ¿No les da
vergüenza a los del CNI pedir el indulto para un tipo de esta calaña? ¿El
Director de CNI, el general Félix Sánz Roldán, tiene nietos en edad de ser violados? ¿No le
preocupa a este señor que un tipo como Galván Viñas ande suelto por el mundo? ¿No
le preocupa a este señor que Galván Viña pudiera violar a sus nietos? Dado que
gracias al CNI hay un hijo de puta menos en la cárcel, se ve que no, que el
Director del CNI no teme por la seguridad de sus nietos, y se ve que no le
preocupa que el tal Galván Viña los pueda violar, grabarlo todo y colgarlo en
la red.
En el momento
en el que escribo esto, me entero de que Mohamed VI ha anulado el indulto al
pederasta español. Sin embargo, me asalta la duda de si será posible volver a
echarle el guante, ya que desde que fue excarcelado hace unos días en
Marruecos, anda en paradero desconocido. Imagino que será complicado volver a
detenerlo, mucho más, dado el poder de sus amistades. En fin, sólo espero que la
próxima vez que Juan Carlos de Borbón vaya a pedir el indulto de algún español que
cumpla condena en el extranjero se informe muy bien del personaje por el cual
está intercediendo. Más le vale. Porque si no, vamos apañados.
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