miércoles, 3 de marzo de 2010

Presentación de Versos de alambre de espino, en Aguilar









El sábado pasado tuvo lugar en la Biblioteca Municipal de Aguilar de la Frontera la presentación de mis Versos de alambre de espino. Aunque no era el primer acto de este tipo en torno a este libro, tengo que decir que para mí fue algo muy especial, por tratarse de mi pueblo, de mis amigas y amigos de toda la vida, de mi familia. Aunque estaba anunciado para las siete y media, concedimos quince minutos de cortesía para que la gente fuese llegando. Conseguimos un lleno absoluto, a pesar de que hacía una tarde para no dar muchas vueltas por la calle. Me reencontré con gente a la que llevaba un montón de tiempo sin ver, lo cual siempre es un placer añadido. A las ocho menos cuarto empezamos.
En la mesa estuvieron, además de yo mismo, Francisco Juan Martín, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Aguilar, con quien comparto amistad desde nuestros tiempos de estudiantes en Granada y que ejerció más o menos de maestro de ceremonias; Diego Igeño, historiador, ensayista, con una magnífica bibliografía a sus espaldas sobre el período de la Dictadura de Primo de Rivera y la II República; y Rafael Quintero, pintor, diseñador, autor de la portada y los dibujos que acompañan los poemas de mi libro. Diego habló de manera detallada sobre mi obra y mi persona. Todo muy clarito y directo. Como a mí me gusta. Y está claro que a los asistentes también les gustó porque así me lo han puesto de manifiesto más de dos. Rafael Quintero habló del libro como objeto artístico. Recordó la figura de algunos importantes diseñadores de portadas del pasado, como Daniel Gil. Fue, según sus propias palabras, “una manera de rendir un humilde homenaje a una gente que tuvo que trabajar en condiciones muy duras, siempre vigilados muy de cerca por la censura franquista.” Después de las palabras de Diego y de Rafa, me tocó a mí leer algunos poemas. Y tras la lectura, firma de ejemplares y charla con la gente que se había acercado por la biblioteca. Quisiera desde aquí dar las gracias a Francisco Toscano, bibliotecario de Aguilar, por su apoyo logístico, por su amabilidad y por ayudarme siempre que se lo he pedido. Pocas personas conozco que se vuelquen tanto con su trabajo. También quisiera agradecer su apoyo a Francisco Juan, a Diego y a Rafa. Y por supuesto, a todas y todos los que se acercaron el sábado hasta la biblioteca. En fin, una tarde magnífica de amistad y poesía.

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