Hoy se cumplen dos años de la desaparición de Ángeles Zurera Cañadillas. El día dos de marzo del año dos mil ocho, hacia las tres de la tarde, un coche se acercó hasta la casa de Ángeles, en Aguilar de la Frontera, en Córdoba, alguien tocó el claxon como advirtiendo de su presencia, y ella, en pijama, sin sus gafas, sin maleta, sin dinero, les dijo a sus hijos que volvía en un momento. Desde entonces nada más se ha vuelto a saber de ella. Nadie la ha vuelto a ver, ni viva ni muerta. Ninguna pista. Ningún rastro. Dos años de búsqueda incesante por parte de sus familiares y amigos, dos años en los que se han repetido las manifestaciones de apoyo reclamando su vuelta, pidiendo a las autoridades que no dejen de buscarla, para que acabe de una vez por todas esta pesadilla que dura ya setecientos días y que para su madre, su padre, su hermano Antonio, su hermana y sus hijos, y para todo el pueblo de Aguilar, dura ya demasiado tiempo. Esta tarde la ciudadanía de Aguilar se volverá a echar a la calle, como lo viene haciendo desde aquel fatídico día, para intentar que el caso no caiga en el olvido, para pedir a las autoridades judiciales, a la Fuerzas de Seguridad del Estado y al Ministerio del Interior que hagan todo cuanto esté en sus manos por encontrar a Ángeles, por esclarecer una desaparición que tiene visos de no haber sido voluntaria. Desde mi Margen Izquierda quiero mandarle un abrazo solidario y fraternal a Antonio Zurera para que sus ánimos no decaigan, para que siga buscando a su hermana con la misma entereza, con la misma dignidad y con las mismas ganas con las que lo ha hecho hasta hoy. Y ojalá que Ángeles aparezca cuanto antes.
frío polar en la librería rafael alberti
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Ho, ho, ho.
No soy Papá Noel, pero el próximo miércoles 27 a las 18.30h llevaré* Frío
polar* (Tusquets, 2024) a la librería Rafael Alberti de Madrid.
Me...
Hace 20 horas
El demonio andaba suelto y en mal momento alguien se cruzó con él. Involuntariamente, pero ahí estaba y... a partir de entonces, desgraciadamente, cualquier desenlace es malo. Mi solidaridad con la familia y les deseo valor y fortaleza y que cuanto antes sientan el leve consuelo de la justicia, siempre insuficiente en estos casos.
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