Desde hace unos años, cuando alguien me pregunta por mis músicos favoritos, siempre incluyo en la lista el nombre de un tipo que suele causar asombro: Diego Vasallo. Como ya sabéis, Vasallo formó parte durante tres lustros de los Duncan Dhu, un grupo que hizo unos cuantos discos magníficos, alguno malo, y alguno simplemente, medianito. Como compositor, ya merecería pasar a la historia de la música en español, por ser el autor de aquel himno de los años ochenta titulado “Cien gaviotas”, una canción que, en mi opinión, está a la altura de otros temazos de la época, como “Déjame” de Los Secretos, “La chica de ayer” de los Nacha Pop, “Escuela de Calor”, de los Radio Futura o “Cuatro rosas” de los Gabinete Caligari. Pero es que Diego firmó otras muchas grandes canciones de los Duncan, en solitario o a medias con Mikel Erentxun, la otra mitad del grupo. Y no podemos olvidar su faceta como cantante, ya que a partir del álbum autobiografía, Diego solía poner voz —una voz melancólica, repleta de matices— a sus propias composiciones. Así que de ahí a formar su propio grupo (en realidad el grupo era el propio Diego acompañado de músicos de estudio), había sólo un paso. Y ese paso lo acabó dando para formar Cabaret Pop, un grupo que al principio tenía una línea musical cercana a la música tecno, pero que, poco a poco, fue evolucionando, hacia un pop muy personal, con influencias de la canción de autor, de los Beatles, del rock californiano, etc., y que acabó facturando discos tan buenos como aquel Diego Vasallo y el Cabaret Pop, publicado en 1995 y que ya dejaba ver lo que se avecinaba en un futuro nada lejano. Ese fue el último álbum que Diego publicaría bajo el seudónimo de Cabaret Pop. A finales de 1996 aparece Criaturas, ya bajo su nombre. Un disco bastante potable, que en mi opinión merece la pena ser redescubierto con todos los honores, ya que contiene canciones memorables, como “Canciones que no hablan de amor” o “Criaturas salvajes”, dedicada al novelista Truman Capote.
No obstante, el triple salto mortal sin red viene de la mano de Canciones de amor desafinado, el álbum que Diego publica en el año 2000. Todo en este disco es bonito. Desde el título, que me encanta, a la portada, pasando por cada uno de los once temas que lo componen. SI tengo que elegir uno, cosa difícil, me quedo con “Ascensores al cielo”, el tema en el que lo acompaña mi admirado Luis Eduardo Aute. Un disco muy triste, pero ¡qué cojones!, hermoso hasta el paroxismo y donde están presentes todas las influencias de nuestro hombre: la chanson francesa, el pop de los años sesenta, la canción de autor, la poesía contemporánea, Chabela Vargas y un largo etcétera. Todo ello bien mezclado, bien agitado y servido con un gusto exquisito. Dos años más tarde, Diego, acompañado de Suso Saiz, un músico heterodoxo que había militado en Esclarecidos y en La orquesta de las Nubes, productor de numerosos discos del pop español más arriesgado, graba El cuaderno de pétalos de elefante, un disco-libro experimental, adornado con dibujos de Vasallo, donde Suso pone música a los poemas minimalistas de Diego. Pero retrocedamos en el tiempo por un momento. En 2001. Diego y Mikel deciden volver a poner en marcha el proyecto Duncan Dhu, para darle el digno final que merece. De esa reunificación sale Crepúsculo, un tremendo cd con una preciosa portada de Javier Aramburu, y con temas como “Nunca me enamoraría de noche (Jack Nicholson no miente)”, una pequeña gema que pone el listón de la composición muy, pero que muy alto.
Tras el final de Duncan Dhu, Diego continúa con su carrera en solitario. Y lo hace dejando a un lado los agobios de las giras, la presión del mercado, etc. Y es que Diego Vasallo es, como dice su amigo Suso, el único músico español que estando en la cima, ha decidido de manera voluntaria volver a bajar. Porque no debemos olvidar que Duncan Dhu era un grupo de ventas masivas, con miles de fans, y Diego decidió poner punto y final a todo eso. En 2005, Diego se vuelve a meter en un estudio y nos regala otra obra maestra del pop español: Los abismos cotidianos. Una colección de canciones muy cercanas a la perfección, con colaboraciones de Leonor Wantling y Christina Rosenvinge. Esta vez Diego rinde tributo a su idolatrado Enrique Urquijo, versionando ”Demasiado tarde”, uno de los temas que Enrique grabó con Los Problemas. También se incluyen en este cd el poema de Pablo Guerrero “Rosas que arden”, al que Diego pone música, y el tema “La vida te lleva por caminos raros”, que su amigo Quique González incluye en su disco Avería y redención #7. En 2006 Diego riza el rizo y publica dos proyectos simultáneos. Por una parte, lanza un disco recopilatorio, Las huellas borradas 2000-2006, una especie de “pequeños éxitos”, con alguna sorpresa, como es la colaboración del ya mencionado Quique González cantando uno de los temas. Por otra parte, Diego, junto con el poeta Roger Wolfe, firma La máquina del mundo. Once poemas del poeta gijonés de origen británico, musicados e interpretados por Vasallo y donde también se puede escuchar algún recitado de Roger Wolfe. Un disco sorprendente que nos muestra otra faceta distinta de Diego. Un disco, y lo digo porque he hecho la prueba, que a toda la gente que se lo he dado a oír, acaba alabándolo sin remisión.
De momento, hasta aquí llega la historia. Diego Vasallo sigue viviendo en su Donosti natal, donde se dedica a pintar, estudiar Arquitectura, componer hermosas canciones de pop eterno, escribir poemas en verso libre y fundirse la pasta que ganó girando por todo el mundo con Duncan Dhun, aquel grupo de rockabilly acústico que tres chavales formaron para dar rienda suelta a su pasión por los Violent Femmes a principios de los ochenta. Mi consejo es que dejes a un lado los prejuicios bobos y te hagas con alguno de sus discos. O con todos. Y a disfrutar.
No obstante, el triple salto mortal sin red viene de la mano de Canciones de amor desafinado, el álbum que Diego publica en el año 2000. Todo en este disco es bonito. Desde el título, que me encanta, a la portada, pasando por cada uno de los once temas que lo componen. SI tengo que elegir uno, cosa difícil, me quedo con “Ascensores al cielo”, el tema en el que lo acompaña mi admirado Luis Eduardo Aute. Un disco muy triste, pero ¡qué cojones!, hermoso hasta el paroxismo y donde están presentes todas las influencias de nuestro hombre: la chanson francesa, el pop de los años sesenta, la canción de autor, la poesía contemporánea, Chabela Vargas y un largo etcétera. Todo ello bien mezclado, bien agitado y servido con un gusto exquisito. Dos años más tarde, Diego, acompañado de Suso Saiz, un músico heterodoxo que había militado en Esclarecidos y en La orquesta de las Nubes, productor de numerosos discos del pop español más arriesgado, graba El cuaderno de pétalos de elefante, un disco-libro experimental, adornado con dibujos de Vasallo, donde Suso pone música a los poemas minimalistas de Diego. Pero retrocedamos en el tiempo por un momento. En 2001. Diego y Mikel deciden volver a poner en marcha el proyecto Duncan Dhu, para darle el digno final que merece. De esa reunificación sale Crepúsculo, un tremendo cd con una preciosa portada de Javier Aramburu, y con temas como “Nunca me enamoraría de noche (Jack Nicholson no miente)”, una pequeña gema que pone el listón de la composición muy, pero que muy alto.
Tras el final de Duncan Dhu, Diego continúa con su carrera en solitario. Y lo hace dejando a un lado los agobios de las giras, la presión del mercado, etc. Y es que Diego Vasallo es, como dice su amigo Suso, el único músico español que estando en la cima, ha decidido de manera voluntaria volver a bajar. Porque no debemos olvidar que Duncan Dhu era un grupo de ventas masivas, con miles de fans, y Diego decidió poner punto y final a todo eso. En 2005, Diego se vuelve a meter en un estudio y nos regala otra obra maestra del pop español: Los abismos cotidianos. Una colección de canciones muy cercanas a la perfección, con colaboraciones de Leonor Wantling y Christina Rosenvinge. Esta vez Diego rinde tributo a su idolatrado Enrique Urquijo, versionando ”Demasiado tarde”, uno de los temas que Enrique grabó con Los Problemas. También se incluyen en este cd el poema de Pablo Guerrero “Rosas que arden”, al que Diego pone música, y el tema “La vida te lleva por caminos raros”, que su amigo Quique González incluye en su disco Avería y redención #7. En 2006 Diego riza el rizo y publica dos proyectos simultáneos. Por una parte, lanza un disco recopilatorio, Las huellas borradas 2000-2006, una especie de “pequeños éxitos”, con alguna sorpresa, como es la colaboración del ya mencionado Quique González cantando uno de los temas. Por otra parte, Diego, junto con el poeta Roger Wolfe, firma La máquina del mundo. Once poemas del poeta gijonés de origen británico, musicados e interpretados por Vasallo y donde también se puede escuchar algún recitado de Roger Wolfe. Un disco sorprendente que nos muestra otra faceta distinta de Diego. Un disco, y lo digo porque he hecho la prueba, que a toda la gente que se lo he dado a oír, acaba alabándolo sin remisión.
De momento, hasta aquí llega la historia. Diego Vasallo sigue viviendo en su Donosti natal, donde se dedica a pintar, estudiar Arquitectura, componer hermosas canciones de pop eterno, escribir poemas en verso libre y fundirse la pasta que ganó girando por todo el mundo con Duncan Dhun, aquel grupo de rockabilly acústico que tres chavales formaron para dar rienda suelta a su pasión por los Violent Femmes a principios de los ochenta. Mi consejo es que dejes a un lado los prejuicios bobos y te hagas con alguno de sus discos. O con todos. Y a disfrutar.
Diego Vasallo es sinónimo de calidad. Alejado de lo comercialoide nos lleva por sus "caminos raros" y nos deleita con esas piezas musicales y poéticas que son capaces de congelar el tiempo. Sus canciones no cuentan historias, su voz cada vez más descarnada, más arrastrada, es su feliz reencuentro con la música y el arte. Hoy esperamos ansiosos su nuevo trabajo compositivo. Seguro que no nos defraudará.
ResponderEliminarDuncan Dhu no publico ningun disco malo ni medianito todos fueron buenos!
ResponderEliminarque alguien me diga cual es el dico malo de Duncan Dhu, quizas Supernova fue el disco mas extraño de Duncan Dhu, pero no es un disco malo
ResponderEliminarEn mi opinión, Supernova no tiene por dónde cogerlo. Tanto a nivel musical como a nivel de textos es lo peor con diferencia que hicieron los Duncan. ¿O se puede comparar con Autobiografía, por poner un ejemplo? No, no se puede.
ResponderEliminarA mi Supernova personalmente me gusta y me parece hermano del primer lp de Cabaret pop. Yo no lo considero el mejor disco de Duncan dhu, pero tampoco es tan malo como dicen, tiene piezas muy potentes
ResponderEliminarMás o menos de acuerdo en tu apreciación sobre Diego, aunque en mi opinión el Diego Vasallo y el Cabaret pop es el disco más flojo de toda saga Duncan-Diego. (tiene buenas canciones como Miramar, Polaroids o Siento a veces miedo, pero la producción y Versos de acero lo destrozan).
ResponderEliminarSobre Supernova, para mi es el cuarto mejor disco de duncan, y en lo que no estoy para nada de acuerdo contigo es en las letras. Sin duda (quitando las de crepúsculo, magnificas), las mejores letras que jamas escribieron, una critica social mordaz, inteligente , sin pelos en la lengua de la hipocresia de la sociedad en la que vivimos. Te recomiendo que las leas de nuevo y te daras cuenta de esa acidez nunca vista en el pop español.
Un saludo y esperando lo nuevo de Diego.
Yo me confieso fan absoluto del Sr Vasallo. No tengo especial estima por Duncan Dú, pero el trabajo paralelo de Diego Vasallo es digno de elogios y buen gusto. Estoy seguro que el tiempo reconocerá su Discografía, sobre todo desde la posición de otros músico, autores, poetas, ... que reconoceran la influencia del trabajo realizado por este músico español que vive, como músico, en los extremos de la cara A y la B.
ResponderEliminarMe reconozco Fan de Diego, de Mikel, y de Duncan. Cada una de sus obras tiene sus lindezas, y supernova las tiene. Crepusculo es una joya, un discazo, Las crudites, eran autenticas perlas, y muy de Diego. Y sus discos en solitario cada vez son más puros y sencillos, eso me emociona. Lo que dijo Mikel en su ultimo dvd es la clave, "canta como si se fuera a morir", se ponen los pelos de punta, es muy hondo artista. Lo admiro muchisimo.
ResponderEliminarEn primer lugar querría agradecer esta especie de artículo que haces acerca del genio Vasallo. Salvo levísimas puntualizaciones acerca de su trayectoria (siempre desde un punto de vista muy personal) creo que has resumido con claridad y buena pluma la trayectoria profesional del que para mis es algo más que un idolatrado artista...
ResponderEliminarSoy actor, pero también escribo (obras de teatro y poemas fundamentalmente) y Vasallo es una inspiración enorme, una de las mayores influencias que modestamente poseo. De hecho llegué a escribir una obra de teatro (sólo representada en lugares de los llamados alternativos, absteneros, pues, de chivatazos a la SGAE) en el que la banda sonora de la obra estaba compuesta por canciones de Cuaderno de pétalos de elefante y Los abismos cotidianos. Incluso, más te diré, tengo un taller de escritura creativa en la que he llegado a poner canciones suyas (incluidas las de Roger Wolfe) para analizar las letras... Simplemente me parece una rara avis de una honestidad como no hay parangón en el panorama artístico nacional... De hecho, casi prefiero que siga siendo cosa de culto, de unos poquitos que aún lloramos con sus canciones... ¿Egoísta? Quizás.
Siendo un admirador compulsivo de Duncan Dhu, mis anhelos musicales y poéticos han ido muy en paralelo a los de Diego. Según iba sacando discos diferentes mis gustos también se hacían diferentes... Sigo teniendo como oro en paño aquellos discos de Canciones, El grito del sielencio o Autobiografía... si bien es cierto que ahora sólo Crepúculo (y recordad alguna canción maravillosa de Piedras) me hacen realmente conmoverme... Pero la evolución de Diego ha sido muy honesta... compone como le sale de la perilla... y en esa perilla, en esa mente y en esa púa radican verdaderas genialiadades... pero en un ámbito casi diría histórico... ¡Cómo se puede calificar Los abismos cotidianos! Una verdadera joya... pero a la altura, para mí, de El ladrón de bicicletas o de El hijo de la novia (en cine), de El grito de Munch o Los borrachos de Goya (en pintura) o Un tranvía llamado deseo o Luces de Bohemia (en teatro)... Pocas cosas (y creo que ya he visto) me parecen tan bellas como esos Abismos cotidianos en los que he caído de un modo febril.
Esa melancolía llevada al extremo más hiriente y bello, esos versos imposibles, esa voz arrastrada en la que parece que se deja la vida... ¡No tiene voz! Dice alguno... y a quién el importa, si para cantar versos que matan hay que estar desangrándose por dentro... Además, como el mismo dijo en un poemita que escribió a Sabina, le gusta Sabina desde que dejó de intentar cantar bien.
En fin, ¡Fuerza y honor para el maestro! A esperar los próximo...
Gracias por la página. Os dejo mi e-mail: cuentero0@hotmail.com
soy el de antes... Perdonad las erratas, no corregí...
ResponderEliminarPor cierto, el disco al que me refería es El grito del tiempo, no El grito del silencio.
Juan Expósito
Gracias Juan: Suscribo cada una de tus palabras. Diego es uno de los grandes. En todos los sentidos. Esperamos el próximo con inquietud.
ResponderEliminarRafa
Pásense por el foro de Diego Vasallo y dejen sus inquietudes...Seguro que muchos de los que escribieron ya están por allí, pero si hay algún rezagado, que se apunte. A veces me he preguntado por qué no engancha, por que no vende, por qué, por qué...ahora simplemente me deleito con su arte y con su personalidad escapadiza...Salud a todos. Parece que está grabando un nuevo disco. A todos nos alegra.
ResponderEliminarDe Duncan, Hay discos que en retrospectiva sí me parecen malos: El grito del tiempo y Supernova. Pero en su momento los disfruté.
ResponderEliminarDe Diego Vasallo, en mi opinión, el mejor disco es Canciones de Amor Desafinado, seguido por Los Abismos Cotidianos. E igual, de Canciones de Amor, "Ascensores hasta el cielo" me parece la mejor canción.
Creo que Diego Vasallo es un caso atípico en donde lo mejor siempre está por venir, a diferencia de la mayoría que llegan a un máximo y de ahí, inevitablemente, la pendiente es negativa.
Saludos,
crespoelizondo@gmail.com