Mientras comíamos,
ella me miró,
sonriendo,
a los ojos,
y me dijo,
así,
como si tal cosa,
que me amaba,
y sentí un calambre
pequeñito
por ahí dentro,
pero supe contenerme
a tiempo
y logré disimular,
como si en realidad,
no pasara
absolutamente
nada.
EMPEZAR DE CERO II
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Nadie vive en mi cabeza,
encerrado,
como la fruta encierra al hueso
que encierra al fruto
que encierra al árbol.
La libertad es un pájaro frito.
La...
Hace 10 horas
Uno de los más bellos e intensos poemas que he leído nunca.
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