Como ya es
bien sabido, el pasado domingo 24 de mayo, tras las elecciones municipales y
autonómicas que se celebraron en el estado español, el Partido Popular perdió
todas las mayorías absolutas de importancia que tenían a lo largo y ancho del
mapa. Una de estas ciudades emblemáticas para el PP es la capital de España,
Madrid, a cuya alcaldía aspiraba uno de los pesos pesados de la derecha
española: Esperanza Aguirre. El PP se había jugado el todo por el todo en la
ciudad de Madrid. Sin ninguna duda, Rajoy era consciente de que había otros candidatos
mucho mejores que Aguirre, por ejemplo, la vicepresidenta de su gobierno,
Soraya Sáenz de Santamaría, pero probablemente no había nadie como Aguirre para
pelear, atacar, usar todos los trucos habidos y por haber, y en definitiva, nadie
capaz de movilizar a un electorado que, como ha quedado demostrado, ha conocido
épocas más espléndidas.
También
sabemos todos, a estas alturas, y cuando ya han transcurrido cuarenta y ocho
horas de los comicios, los resultados de las elecciones. La candidatura de
Aguirre ha obtenido 563.292 votos; Ahora Madrid, la candidatura popular que lideraba
la jueza Manuela Carmena, ha conseguido 519.210 votos; el PSOE, con Carmona a
la cabeza, 249.152, y Ciudadanos, 186.059 votos. Esto supone que el PP se lleva
21 concejales; Ahora Madrid, 20: PSOE, 10 y C’s 7.
Desde que
se conocieron los resultados y se hizo patente la posibilidad de que la unión
de Ahora Madrid y PSOE podía dar un vuelco a la alcaldía de Madrid, las
suposiciones y los deseos se han extendido como un reguero de pólvora. Es tal
la esperanza de cambio entre la gente que nadie en su sano juicio concibe la
posibilidad, por remota que pudiera ser, de que Esperanza Aguirre se convierta
en la alcaldesa de Madrid. Como diría el propio Rajoy, toda la gente de bien,
entre los que, por supuesto, por una vez, me voy a incluir, queremos que
Manuela Carmena sea la persona que dirija Madrid durante los próximos cuatro
años. Así de simple. Así de claro.
Y sin
embargo, en mi opinión, Manuela Carmena no las tiene todas consigo. Y no me
estoy refiriendo a que no vayan a llegar, ella y su equipo, a un acuerdo con
los socialistas, que probablemente se va a dar tal acuerdo. A mí lo que me da
muy mala espina es la tranquilidad con la que Esperanza Aguirre se está tomando
todo esto. Ya me estoy imaginando la siguiente situación el día 13 de junio.
Faltan diez minutos para que se celebre el pleno donde se elige al nuevo alcalde
y uno (o dos) de los concejales de la lista del PSOE no se presenta. Todos se
miran nerviosos. Algunos empiezan a morderse las uñas. Será el tráfico, que en
Madrid está muy jodido, piensan. Pero no. Todos saben que no es el tráfico. Que
la demora es otra cosa. Muchos de ellos ya tienen una edad y buena memoria.
Muchos de ellos recuerdan perfectamente lo que ocurrió el 10 de junio de 2003. Y
todos recuerdan dos nombres propios: Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez. Y todo
el mundo sabe muy bien lo que pasó aquel fatídico día. Y todo el mundo sabe muy
bien quién fue la madrina de aquella operación, y todo el mundo sabe muy bien
quién o quiénes han sido los grandes beneficiarios de aquel golpe de estado
encubierto, aunque al final la investigación no arrojara ninguna luz sobre uno
de los capítulos de corrupción más asquerosos de todos cuanto hemos visto y
vivido en las últimas décadas.
Si yo
fuera Manuela Carmena miraría con lupa a cada uno de los diez nuevos concejales
del PSOE, simplemente por ver desde dónde puede venir en esta ocasión la
traición. Más que nada porque no la pille con el paso cambiado y no se le quede
cara de tonta, como le ocurrió al pobre Rafael Simancas, que desde aquel día ya
no ha vuelto a levantar cabeza. Sé que la jueza no hará eso, porque es una
persona con clase y con altura moral. La que seguro que está mirando con lupa a
cada uno de los diez concejales socialistas es Esperanza Aguirre, más que todo
por ver quién puede entrar en su juego de corruptelas y traiciones. Total, si
una vez le fue de maravilla, ¿qué le impide volver a intentarlo?
Y para
acabar, voy a hacerlo con esta pregunta: ¿Todo está preparado en Madrid para el
segundo Tamallazo? Respuesta: Aún no, pero están trabajando en ello. Sin
descanso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.