Estos
días,
inmóviles,
incoherentes,
locos
de atar,
no
pasan
en
fila
de
a uno.
Se
amontonan
como
coches
en
el desguace,
completamente
inútiles.
Estos
días,
intranquilos,
taciturnos,
agonizantes,
tejen
miedos
con
hilo
de
cristal,
graznan
con voz
de
cuervo herido.
Estos
días
que
deliran,
que
se atragantan,
que
se desdibujan,
se
revisten
de
una tristeza
antigua
y nocturna,
como
el insomnio
de
los ancianos.
Estos
días.
Los
días
del
óxido
en
la piel.
(Este poema
incluido en la antología En legítima
defensa. Poetas contra la crisis, Bartleby Editores, 2014)
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