Once años han tardado los Burning en publicar un
disco con canciones nuevas. Desde aquel Altura,
de dos mil dos, hasta el reciente Pura
sangre, editado en el mes de octubre de 2013, han pasado exactamente eso:
once años. En el entreacto, vieron la luz una revisión acústica de algunas de
sus más memorables canciones (Dulces
dieciséis, un disco que, por cierto, me encanta y recomiendo fervorosamente)
y un álbum grabado en vivo (Desnudo en el
Joy). Si he de ser sincero, ya había perdido toda esperanza de volver a
escuchar canciones nuevas de uno de mis grupos favoritos de todos los tiempos, los
incombustibles Burning, liderados por el no menos incombustible Johnny
Cifuentes. Además, aquel Altura no me
dejó un buen sabor de boca. No nos vamos a engañar. Aquel disco no era un buen
disco o por decirlo de otra manera, Altura
hubiese sido un buen disco si antes que él no hubiesen estado Madrid, El fin de la década, Noches de
rocanrol, Hazme gritar, Cuchillo, Regalos para mamá, y toda esa discografía maravillosa que, disco a
disco, ha ido pergeñando la banda madrileña. Para mi gusto, en Altura sólo había un par de momentos de
máxima calidad: “Desde el pantano” y “Tú, ruina total”. De cualquier manera, no
podemos olvidar que aquel disco era la prueba de fuego para la banda, pues se
trataba de demostrar que había vida después de la muerte de Pepe Risi. Y eso,
qué duda cabe, quedo ampliamente demostrado.
Así que los seguidores de la banda, cuando nos
enteramos de que se habían encerrado en un estudio de Vallecas preparando
material nuevo, empezamos a frotarnos las manos. Y ahora sí. Esto sí es lo que
se espera de un grupo de rocanrol mítico que ha sobrevivido a la muerte de su
primer cantante, el carismático Toño, y a la de su principal guitarrista y
compositor, el no menos carismático Pepe Risi. Esto sí es lo que los seguidores
del grupo esperábamos y deseábamos de una banda que siempre ha estado por encima
de modas y cuya única religión fue, es y será esa música demoniaca y mestiza
llamada rocanrol.
Pura sangre son once canciones que conforman un amplio
catálogo de rock. Aquí están todos los palos, como no podía ser de otra manera,
cuando el que compone todos los temas y lidera el grupo es toda una institución
del rocanrol patrio. Entre estos once temas encontramos rock pantanoso, baladas
hirientes, cadencia country, rock macarra y callejero, y auténticas
declaraciones de principios, como ese verso en el que Johnny declara que sufre “adicción
a los Rolling Stones”. De los once temas, mis favoritos son “Willie Dixon”, “Demasiado sucio”, “Tú te lo llevas todo” o la balada “Dejarlo que sangre” (al menos hoy, cuando escribo esto. Probablemente
mañana, si alguien me pregunta, elegiré “Corre conmigo”, “Águilas”, “Todo a cien” o “Dolor”). Os aseguro que no hay ni un solo segundo de
relleno entre estos once temazos. Lo que más me ha sorprendido de este Pura sangre es su impecable sonido. Y es
que estas once canciones suenan como un cañón, sobre todo las guitarras y el
saxofón, que le confiere al álbum una elegancia maravillosa. Los Burning de dos
mil catorce son Eduardo Pinilla
y Pitu (Alfredo
Expósito) tocando las guitarras, Carlos
Guardado, que se encarga del bajo, Kacho Casal de la batería y Maikol, el saxofonista. Y por supuesto,
el único e irrepetible Johnny Cifuentes, parapetado
detrás de los teclados y llevando la voz cantante. En definitiva: Pura
sangre es rock guitarrero, sucio, con estribillos contagiosos que te hacen
mover los pies y el culo dejándote llevar por el ritmo. Puro Burning.
Solo he tenido la oportunidad de verlos una vez.Y la verdad, me decepcionaron.Las circunstancias tampoco eran las mejores, en esos momentos estaban en pleno acople tras la muerte de Pepe Risi, con un Johnny Cifuentes solo ante el peligro.
ResponderEliminar"Pura sangre" es excelente. It´s only r n´roll, but I like it.
PIWI.