¿Te haces con la situación o acatas órdenes?
¿Vas hacia atrás o vas hacia delante?
The Clash, del tema “White riot”
Confieso que lo que está ocurriendo estos
días en la ciudad castellana de Burgos me está dejando absolutamente anonadado.
No imaginaba uno que en aquellas tierras tan frías, tan sobrias, tan adustas de
Castilla y León los habitantes de un barrio popular de la ciudad se levantaran
en masa contra un alcalde déspota y mafioso y sus políticas urbanísticas
descabelladas y contrarias a los intereses de ese barrio y sus habitantes. Y
cuando escribo que no imaginaba esto lo digo porque de todos es bien sabido que
Castilla y León es uno de los graneros de votos del Partido Popular y,
concretamente en la ciudad de Burgos, el PP gobierna con mayoría absoluta desde
hace varias legislaturas.
Pero esta
vez los peperos se han caído con todo el equipo. Y es que la gente ya está
harta de que se les tome el pelo, de que se pongan en práctica políticas
absurdas e improductivas, que no van en beneficio de los intereses generales,
sino que persiguen un único objetivo: llenarle el bolsillo al amiguito del alma
de turno. La gente ya está harta de los caciques estilo Lacalle. La gente ya
está más que harta de mamarrachos como los que gobiernan Burgos, que se creen
investidos de un poder divino porque ganaron unas elecciones con listas
cerradas y con una ley electoral que está hecha para que ellos ganen. La gente
ya está más que harta de los mamoneos de la gentuza que se sienta en los
ayuntamientos, en las diputaciones, en los parlamentos autonómicos, etc., etc.
Y así
pasa lo que tiene que pasar. Que la gente, el pueblo llano y sencillo, cuando
se harta, cuando se sabe agredido, se echa a la calle, como ha ocurrido estos
días en Gamonal, sin que los pueda detener absolutamente nada, ni los
antidisturbios ni el frío cuasi siberiano de Burgos, que no sabría yo decir qué
es peor.
Hablan
los periódicos y las televisiones fachas, con la hiperbólica mala leche que los
caracteriza, y con la manipulación de la que hacen gala, de violencia, de
agitación, de batallas campales, comparando a la capital burgalesa con otras
ciudades del mundo en conflicto, como si los hombres y mujeres del barrio de Gamonal
fuesen poco más o menos que partisanos sedientos de sangre o delincuentes
dispuestos a todo. Pero no nos lo tragamos. Todos sabemos que esas personas son
como tú y como yo, esas personas son nuestros padres o nuestros hijos. Esas personas
son los amigos con los que compartimos una caña o con los que se queda para ver
el fútbol el sábado por la tarde. Esas mujeres y esos hombres no son
terroristas. No, hombre. En absoluto. Esas personas son gente normal y
corriente. Lo único extraño en ellos es que su grado de cabreo ha llegado a
extremos tales que de manera espontánea han decidido lanzarse a la calle, para
defender en la calle su derecho a poder tener el barrio que ellos quieren, con
su guardería y sus plazas de aparcamiento gratuito. Tampoco es tan difícil de
comprender.
De todo
lo que está pasando en Gamonal saco un par de valiosas conclusiones. La más
importante es que sin lucha no hay posibilidad de victoria. Eso está claro. Si
los habitantes del barrio se hubiesen quedado en sus casas, cabreados,
cagándose en la puta madre que parió al alcalde, pero sin plantar cara en la
calle, como dos y dos son cuatro que se tragan el parking. La segunda es que
cuando el pueblo permanece unido en torno a un objetivo común no existe gobernante,
por muy tirano que sea, ni miedo, ni violencia ejercida contra ese pueblo, que
lo pueda detener. Eso es lo que todos deberíamos de tener claro de todo este
asunto.
Amigas y
amigos del barrio de Gamonal, se os saluda con admiración desde el sur, por
haceros con la situación y no acatar órdenes, por ir hacia adelante. Y que
cunda el ejemplo.
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