En 1956, con treinta años recién cumplidos, Allen Ginsberg ya está de regreso de muchas batallas. Acaba de publicar su primer libro de poemas, titulado Aullido, en la editorial que su amigo Lawrence Ferlinghetti tiene en San Francisco, City Lights Books. Su poesía combina de manera natural lo místico, lo político, el sexo (básicamente homosexual), las drogas, el amor a la naturaleza, el jazz y otras muchas referencias. Y no duda en lanzar un ataque frontal contra el sistema de vida norteamericano, convencional y conservador, y contra la poesía académica que se estaba escribiendo en los campus universitarios. Influido fuertemente por la personalidad arrolladora y por los escritos teóricos de Jack Kerouac (principalmente por "Aspectos esenciales de la prosa espontánea"), Ginsberg se convierte, casi a su pesar, en el sumo sacerdote de la religión Beat. Se trata de devolver la poesía a las calles, y se hace hincapié en el carácter oral que toda poesía debe tener, deliberadamente caótico e incluso obsceno.
Allen Ginsberg había nacido en 1926 en la ciudad de Paterson, en Nueva Jersey. Hijo de un poeta judío y de una madre comunista, pronto quedó claro que de esa mezcla explosiva sólo podía surgir una personalidad como la del joven Ginsberg. Hasta poco antes de su muerte, acaecida en 1997, Ginsberg combatió de manera feroz algunos de los aspectos más negativos de la sociedad estadounidense, como el racismo o el ultraconservadurismo de la América profunda, esa que vota a los Bush y apoya a ultranza las políticas imperialistas de los EE.UU, la que guarda en sus casas auténticos arsenales y se escandaliza por cualquier cosa.
Viene todo esto a cuento, porque hace unos meses, la Editorial Anagrama publicó una preciosa edición bilingüe de Aullido, en su colección "Panorama de narrativas". Aunque ya existían otras ediciones anteriores (recuerdo una de Visor en los años ochenta), la nueva traducción de Rodrigo Olavarría actualiza unos versos que leídos seis décadas después de haber sido publicados por primera vez, siguen manteniendo esa fuerza primigenia, ese espíritu de libertad y transgresión que convirtieron este libro en una obra de referencia para miles de lectores a lo largo y ancho del mundo y a su autor en el nuevo Walt Whitman de la poesía estadounidense. Altamente recomendado.
Allen Ginsberg había nacido en 1926 en la ciudad de Paterson, en Nueva Jersey. Hijo de un poeta judío y de una madre comunista, pronto quedó claro que de esa mezcla explosiva sólo podía surgir una personalidad como la del joven Ginsberg. Hasta poco antes de su muerte, acaecida en 1997, Ginsberg combatió de manera feroz algunos de los aspectos más negativos de la sociedad estadounidense, como el racismo o el ultraconservadurismo de la América profunda, esa que vota a los Bush y apoya a ultranza las políticas imperialistas de los EE.UU, la que guarda en sus casas auténticos arsenales y se escandaliza por cualquier cosa.
Viene todo esto a cuento, porque hace unos meses, la Editorial Anagrama publicó una preciosa edición bilingüe de Aullido, en su colección "Panorama de narrativas". Aunque ya existían otras ediciones anteriores (recuerdo una de Visor en los años ochenta), la nueva traducción de Rodrigo Olavarría actualiza unos versos que leídos seis décadas después de haber sido publicados por primera vez, siguen manteniendo esa fuerza primigenia, ese espíritu de libertad y transgresión que convirtieron este libro en una obra de referencia para miles de lectores a lo largo y ancho del mundo y a su autor en el nuevo Walt Whitman de la poesía estadounidense. Altamente recomendado.
supongo que has leído a gary snyder
ResponderEliminar(mi favorito de toda esa banda)
sólo tengo
"la mente salvaje"
tengo que mirar si hay algo más suyo
publicado en castellano
pero tú que lees en inglés
mejor