lunes, 27 de diciembre de 2010

Navidad

La navidad me deprime. Sin duda, es la peor época del año. Me produce unas terribles jaquecas y me vuelvo muy susceptible, mucho más de lo habitual. Si por mí fuera, me acostaría a mediados de diciembre y me levantaría el día siete de enero. O me largaría a un lugar en el que nadie jamás hubiera oído hablar de la maldita navidad. No miento si digo que alguna vez he fantaseado con la idea de entrar, el día 23 de diciembre, con una metralleta en las manos, al Corte Inglés y hacer una auténtica escabechina. Sería algo grandioso. Los telediarios hablarían de mí como “la asesina de la navidad”. No estaría nada mal. Odio todos los convencionalismos de la navidad. Absolutamente todos. Los de siempre y los nuevos. Los nacionales y los importados. Odio a los putos Reyes Magos y al cabrón de Papá Noel. Odio el alumbrado de calles y casas, con todas esas lucecitas formando estrellitas y copos de nieve, y los villancicos, y las panderetas y las zambombas. Odio los árboles de navidad y los portales de belén y la lotería y el turrón y los polvorones y el cava y las campanadas de fin de año y las doce uvas de la suerte y la ropa interior de color rojo y las comidas de empresa y el amigo invisible y el puto discurso del Rey, al que no se le entiende un carajo. Lo odio todo, creedme. Hay, sobre todo, dos cosas que no soporto durante la navidad: las películas de temática navideña y que la gente se refiera a la navidad con el término “fiestas entrañables”. Joder. Eso me produce espasmos y hace que eche espuma por la boca. Si este año vuelvo a ver un solo fotograma de Qué bello es vivir, la película de Frank Capra con James Steward, juro que me corto las venas. Odio toda esa sensiblería impostada y artificial, toda esa bondad de cartón piedra, esa obligación de ser buenos por imperativo legal. La vida no es así, coño. La vida es paro, y broncas conyugales, y las malas notas de tus hijos, y la corrupción política, y la envidia de tus vecinos y la mala leche que se gasta la basca y ZP y Rajoy y el estatut catalán y el Canal Sur. Eso es la vida real.

En fin, felices fiestas a todos.

(Correo electrónico escrito por una amiga, recibido esta mañana)

2 comentarios:

  1. de acuerdo en casi nada, debo decir

    una cosa es que la navidad sea
    mitad un invento cristiano
    mitad un invento del cortinglés

    pero de ahí, a odiar
    y a ametrallar

    nosé

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