sábado, 11 de septiembre de 2010

Te amo, no puedo vivir sin ti

La mañana era fría y desapacible. Un sol débil, como enfermo de cáncer, trataba de abrirse paso entre la espesura de las nubes, sin éxito. El hombre caminaba deprisa por aquella gran avenida. Llevaba tanto tiempo transitando, día tras día, por aquellas mismas calles que era capaz de hacer el camino hasta su trabajo con los ojos vendados. Nunca ocurría nada digno de mención. Siempre lo mismo. Las mismas caras cansadas ya tan de mañana, los mismos rostros desganados, las mismas almas exhaustas, los mismos seres humanos completamente vacíos por dentro. No obstante, aquel día no iba a ser como todos los demás. Aquel iba a ser un día especial. Al pasar junto al escaparate la vio. Al principio fue sólo un destello, como un breve retazo de un sueño. Tan irreal le pareció al hombre lo que había visto, o lo que creía haber visto, que hizo algo que no había hecho jamás durante los veinte años que llevaba pasando, día tras día, por aquella calle. El hombre volvió sobre sus pasos. Y sí, era cierto lo que había visto. No había sido fruto de su retorcida imaginación. Allí estaba, de pie, altiva, elegante, voluptuosa, felina. Llevaba un vestido primaveral de color verde, vaporoso, con tirantes, que dejaba al desnudo sus hombros breves y que contrastaba fuertemente con la ropa que llevaba puesta el resto de la gente aquel gélido día de invierno. Ella lucía una hermosa cabellera de un negro espeso. E iba descalza. El hombre le lanzó una mirada esquiva, mirando sin mirar. Pero pasados unos minutos, se dejó llevar y empezó a observarla con descaro, sin preocuparse en absoluto por llamar la atención entre los demás transeúntes. Sus ojos se posaron en los de ella. El hombre pensó que no debía llevar ropa interior pues no había rastro de ella por ningún lado, por más cuidado que pusiera en su observación. Y en aquel momento, mientras pensaba en todo lo que estaba sucediendo, que ella estaba allí de pie, con su vestido verde mostrando sus bellísimos hombros y la piel morena más hermosa que el hombre había visto en toda su vida, sin rastro de las braguitas o el sujetador por ningún sitio, sin zapatos, el hombre sintió que estaba teniendo una erección, una extraordinaria y terrible erección. Lejos de avergonzarse, el hombre se sintió orgulloso. A pesar de la edad, todavía era capaz de experimentar ese tipo de sensaciones cuando veía la belleza en su estado natural. La volvió a mirar y pensó que ella tenía que ser suya a cualquier precio, que no repararía en nada hasta tenerla entre sus brazos. Jamás en sus sesenta y cuatro años de vida había sentido por nadie lo que sentía en aquellos momentos. Se acercó al cristal del escaparate y rozándolo levemente con las yemas de sus dedos le dijo a aquella maniquí del vestido verde y el pelo negro: Te amo, no puedo vivir sin ti.
La gente seguía caminando junto a él, cada uno a lo suyo.

1 comentario:

  1. EFEMERIDES:

    11 de septiembre de 1973:
    Un golpe de estado en Chile, dirigido por el general en jefe del ejército Augusto Pinochet derroca al gobierno socialita de Salvador Allende.

    P.D: No todo lo malo que pasó un 11 de septiembre fueron Torres Gemelas.....

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