Aviso a navegantes: lo que voy a contar es completamente real. Me lo contó el otro día una compañera de profesión que trabaja en un colegio de un pequeño pueblo de la costa granadina, en el que hace tan solo dos o tres años no había desempleo y la gente nadaba en la abundancia. Como digo, mi amiga es maestra en este cole y además, su hija pequeña, es alumna del colegio. En el cole hay una niña a la que llamaremos T, de seis años, de origen ecuatoriano, aunque T ha vivido la mayor parte del tiempo en este país. Conviene aclarar que en este cole no hay comedor. Es raro, pero es así. El otro día los niños del colegio vieron a T recoger un trozo de bocadillo que alguien había tirado a la basura y comérselo. Los niños se lo comentaron a mi amiga, que vigilaba el recreo. Mi amiga se acercó hasta T y le preguntó si era verdad aquello que contaban los niños. T agachó la mirada y dijo que sí con la cabeza. Es que mi mamá hoy no me ha echado merienda, contestó. Aquella misma tarde mi amiga tuvo oportunidad de hablar con la mamá de T, una chica amable y simpática, muy trabajadora, pero a la que las cosas, últimamente, no le van nada, pero que nada bien. Según mi amiga, la mamá de T fue muy clara: no trabajo desde hace seis o siete meses, no tengo dinero ni para comer, no tengo ayuda de nadie, ¿qué puedo hacer? Desde aquel día, mi amiga. cada mañana, cuando prepara el bocadillo para su hija, hace otro para T, del mismo tamaño y de las mismas características que el de su hija. Creo que mi amiga está haciendo lo correcto. Por supuesto, yo mismo lo haría, pero todo esto me hace preguntarme algunas cosas: ¿qué pasará cuando, además de T, haya otros niños en la misma situación? ¿Sabe Francisco Álvarez de la Chica, Consejero de Educación de la Junta de Andalucía, que en muchos coles de nuestra tierra se dan siutaciones iguales o peores, si ello es posible, que la de esta niñita? ¿Lo sabe José Antono Griñán? ¿Lo sabe Zapatero? ¿Lo sabe Leire Pajín? ¿Qué coño está pasando en este país? ¿Cómo podemos permitir que ocurran cosas como esta? Creo que no es nada justo que haya gente viviendo estas situaciones tan dramáticas en su lucha diaria por la vida y que, por ejemplo, en la televisión pongan un programa que se llama Mujeres ricas. O que cada día nos estemos enterando de los sueldos multimillonairos y de las pensiones estratosféricas de unos pocos afortunados y que niñitas como T tengan que coger de la basura lo que otros han tirado para poder comer. A mí que no me vengan con monsergas macroeconómicas ni hostias. Lo único que tengo claro es que hay gente que tiene mucha pasta y gente que no pude ni comer todos los días. Y creo que ya va siendo hora de que eso cambie.
frío polar en la librería rafael alberti
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Ho, ho, ho.
No soy Papá Noel, pero el próximo miércoles 27 a las 18.30h llevaré* Frío
polar* (Tusquets, 2024) a la librería Rafael Alberti de Madrid.
Me...
Hace 2 horas
Los saben, todos esos que nombras y los demás también lo sabemos. ¿Está bien, está mal? Es la vida misma manifestándose en situaciones penosas que aquí no conocíamos pero que es habitual y hasta peor en el resto del mundo. El de nuestros congéneres. ¿Cómo se arregla? A esto habría miles de respuestas poco realistas pero lo evidente y todos sabemos o imaginamos no queremos reconocerlo. Yo tampoco, porque es horrible y haría peligrar todo mi equilibrio y manera de ver el mundo.
ResponderEliminarCuando se ven o escuchan historias tan crudas como esta se le quitan a uno las ganas de todo. Que lo único que podamos hacer por niñas como T sea hacerle un bocadillo es para tirarse de los pelos. ¿Pero dónde vivimos? Una revolución YA!!!
ResponderEliminarLa revolución YA ¿va a arreglar el problema de la injusticia en el mundo? Las anteriores no lo han conseguido, más bien lo contrario.
ResponderEliminarPiensa una cosa. Cuando se dice que con un x% del dinero destinado a tal gasto se solucionaría el hambre en el mundo, es mentira. El dinero es una entelequia, al contrario que la comida que es tangible. Sencillamente el planeta no da para alimentar a la humanidad (que además, seguiría creciendo). Y mucho menos para permitir un nivel de consumo como el nuestro. Y menos aún queriendo conservar las masas forestales o no permitiendo la contaminación u otras agresiones al medio.
Céfiro, eres un privilegiado como todos nosotros. Si puedes, haz un bocadillo a un necesitado o alguna otra acción que calme tu conciencia. Lo va a agradecer más que la revolución YA.
Respeto tu discurso, Anónimo. Es el típico del capitalismo: "Esto funciona así y esto es lo que hay". Pero quiero que sepas, Anónimo, y no me llames iluso, que yo que soy de izquierdas convencido voy a seguir pensando y luchando por un mundo mejor PARA TODOS, voy a seguir mirando hacia todos los lados y no voy a ponerme una venda en los ojos como hace el capitalismo ante las cosas que no le gustan o le son desagradables. Esa idea, esa revolución, tendrá que llegar porque esto no es sostenible. Se le acaban los argumentos al capitalismo. Estoy seguro de que con muy poco esfuerzo limaríamos las inhumanas desigualdades que existen.
ResponderEliminarGracias, Céfiro, pero por la parte que a mí me toca prefiero que no hagas nada; y no porque esté satisfecho con lo que hay, sino que pienso que mejor está así que probar de otra postura. Miedo me da que dando la vuelta a la tortilla caiga al suelo.
ResponderEliminarCreo más en la evolución que en la revolución (¿da risa?) y una buena medida que ayude a que las cosas vayan mejor es poner de nuestra parte aunque sea un poquito cuando se pueda y evitar lo más posible complicar las cosas. Valdría, por ejemplo, consumir menos. Eso tendría incidencia directa en "el capitalismo" desordenado. (Qué será eso del capitalismo. ¿no será la ambición que todos conocemos?)
Puedes llamarme Manuel. Salud.
Bueno Manuel, simplemente tu posición es opuesta a la mía. A mí no me asusta cambiar de postura como a tí aunque hoy por hoy sea un privilegiado y no sepa si voy a caer de pie en la vuelta a la tortilla. Quedarse quieto porque ahora estás bien y pensar que mejor malo conocido que bueno por conocer cuando hay gente en el mundo que se está mueriendo de hambre es de cobardes. Sí, de cobardes porque la evolución es lo ideal pero si estás en el buen camino. Si no lo estás (como es el caso) no evolucionas, involucionas. Por tanto para entrar en la senda correcta hace falta una revolución que al ritmo que van las cosas no va a tardar en llegar.
ResponderEliminarVeo que tu soplo persiste invariable, aunque no lo tranquilo que se esperaría por tu nombre. Aunque tengamos posiciones diferentes compartimos el mismo espacio y temo que los manotazos que des para "poner las cosas en orden" van a pertubar el mío, que pienso que está aceptablemente dispuesto. Creo que tengo derecho a una cierta paz y seguir, como hasta ahora, trabajando por mí y los que están a mi cargo. Eso, multiplicado por los otros innumerables compañeros en la misma situación es lo que va permitiendo el progreso del que todos nos beneficiamos (unos más que otros) y abrir camino a otros pueblos en peores condiciones que la nuestra y de las que no somos responsables (yo, por lo menos, no). A sabiendas de con esto no se arregla el mundo (qué nivel de exigencia el tuyo) creo sinceramente que es mucho más que lo que otros, con otras actuaciones y formas de entender la solución, están consiguiendo. Al menos ha permitido que en un remoto pueblo del sur se den condiciones más que mínimas de vida y hasta que personas de otros pueblos más remotos y más desfavorecidos encuentren un pequeño sitio al que aprecian más que el que no tenían en su lugar de origen y encuentren gente sensible a sus dificultades y, aunque sea insuficiente, proporcionen un bocadillo de las mismas características del de sus hijos a la pequeña T. Con sólo situarse en una cierta perspectiva y hacer un poco de memoria cualquiera percibiría que eso es una mejora (una evolución). Y las personas, en general, nos aferramos a eso, aunque no sea tanto como quisiéramos y otros tienen, pero que intentamos mejorar y por nada del mundo queremos perder.
ResponderEliminarPerdona el royo que te he largado, máxime cuando ya te lo sabías. Manuel.