Ella camina confusa.
Se mueve despacio
por una calle
que gira vertiginosa.
Se cruza con gente triste:
otras mujeres,
otros hombres.
Rostros feroces
que no miran
a los ojos.
Ella entra en un bar
y pide un café.
Luego
siente un leve
estremecimiento
en el cruce
de caminos
de su alma,
pues sabe que,
en unos segundos,
empezará a caer
una terrible tormenta
de pétalos muertos.
2 poemas de Christian Mingorance Gijón
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*DERECHO CONSTITUCIONAL*
*A Antonio Orihuela, porque la revolución comienza entre las palabras.*
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Hace 4 horas
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