domingo, 20 de diciembre de 2009

Cuando Patricia Highsmith se llamó Claire Morgan

En 1952, una novela titulada El precio de la sal llegó a las librerías estadounidenses. La firmaba una autora completamente desconocida: Claire Morgan. El libro narraba una historia de amor entre dos mujeres, una chica joven, llamada Therese, y una mujer no mucho mayor que ella, pero casada, cuyo nombre era Carol. Lo insólito del argumento no radicaba en que el libro tratase el amor lésbico, sino en el final del libro. Por primera vez en la literatura norteamericana (y probablemente en la de cualquier otro país) un libro en el que una mujer se enamora de otra mujer termina de manera esperanzadora, positiva, incluso feliz. Y es que hasta la publicación de este libro, en la narrativa mundial, la homosexualidad era un tremendo tabú, y los personajes homosexuales no podían aparecer como personas felices, con éxito en su vida laboral y personal, sino como desgraciados, enfermos mentales, futuros suicidas o simplemente depravados. Así que ya podemos imaginar el cambio tan radical que supuso la aparición de esta novela a la hora de enfrentarse a la homosexualidad en la literatura.
Durante un tiempo, el libro, cuya primera edición había sido en tapa dura, obtuvo algunas críticas “serias y respetables” pero unas ventas discretas. Sin embargo, un año después, cuando se hizo una edición de bolsillo, las ventas se dispararon, llegando a la nada despreciable cifra de un millón de ejemplares vendidos y se supone que muchos más lectores. La pequeña editorial que lo había lanzado, The Naiad Press, empezó a recibir cientos de cartas dirigidas a Claire Morgan, en las que el público expresaba su sentir hacía la historia de amor entre Therese y Carol. Muchas de estas cartas eran auténticos gritos de desesperación por parte de personas solitarias, atrapadas en pequeñas poblaciones donde ser homosexual o lesbiana era visto como el peor de los castigos.
Treinta y dos años después, es decir, en 1984, El precio de la sal fue reeditada, pero esta vez con un título distinto: Carol. La sorpresa vino cuando, en vez de Claire Morgan, el libro venía firmado por Patricia Highsmith, en ese momento, una escritora consagrada de novela negrocriminal y lesbiana militante. La nueva edición venía precedida por un prólogo de la propia autora, explicando las razones que la llevaron a escribir una novela como Carol y a publicarla bajo pseudónimo. Esa novela está traducida a nuestro idioma (Traducción de Isabel Núñez y José Aguirre), y publicada en la magnífica colección Compactos de Anagrama (nº 144). Y es altamente recomendable.

2 comentarios:

  1. Ese libro lo leí hace algunso años. Recuerdo que lo compré pensando que era la típica novela de Patricia Highsmith, de suspense, vamos. Y luego me lelvé una sorpresa cuando la leí y vi que iba por un camino muy diferente. Pero merece la pena leerla. Me gustó mucho. Así que yo también la recomiendo.
    Paco

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  2. ME ENCANTO TODO DE ESE LIBRO
    LO LEI ESTE AÑO
    ES ESPECTACULAR
    LA FORMA DE EXPRESAR CADA SENTIMIENTO DE LA PROTAGONISTA ES MARAVILLOSO

    YO TAMBIEN LO RECOMIENDO

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