Yo no sé cuándo
moriré.
Yo no sé dónde
moriré.
Pero sí sé de qué
moriré.
Moriré de asco.
Y si tú eres como yo,
o sea,
una persona que se
cabrea
cuando la injustica
muerde la carne,
una persona que sale
a la calle
a plantar cara con
rabia
a la mierda que nos
abruma,
una persona que se
compromete
y no se resigna
fácilmente
ni permanece
indiferente
con los brazos
cruzados
y la cabeza puesta
en el próximo partido
del Real Madrid o del
Barcelona,
entonces, probablemente,
tú también morirás de
asco,
aunque aún no sepas
ni cuándo ni dónde.
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