A Mariano Rajoy no le
gusta la poesía.
A Florentino Pérez no
le gusta la poesía.
A Felipe de Borbón no
le gusta la poesía.
A Amancio Ortega no
le gusta la poesía.
A Ana Patricia Botín
no le gusta la poesía.
A Juan Roig no le
gusta la poesía.
A Juan Rosell no le
gusta la poesía.
A Antonio Brufau no
le gusta la poesía.
A José Ignacio
Goirigolzarri no le gusta la poesía.
A Alicia y a Marta
Koplowitz no les gusta la poesía.
Ni a Arturo
Fernández.
Ni a Rafael del Pino.
Ni a Juan Miguel
Villar Mir.
Ni a Manuel Jove.
Ni a Francisco
Riberas.
A ninguno de ellos
les gusta la poesía.
A todos ellos les
encanta el dinero.
Conclusión:
el dinero y la poesía
son como el aceite y
el agua.
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