jueves, 21 de noviembre de 2013

Las canciones artesanales de Duncan Dhu




Doce años llevaban los Duncan Dhu sin estrenar disco. Desde aquel lejano Crepúsculo con el que anunciaron su adiós hace una docena de años. Un disco que venía envuelto en una preciosa portada de Javier Aramburu, quien por aquella época, se había convertido, por mérito propio, en el creador de portadas más solicitado de la música nacional. Crepúsculo era un disco, en mi opinión, bastante bueno, pero le pasa lo que a otros muchos discos de la época, que le sobran canciones. O por decirlo de otra manera: le sobran minutos. Probablemente, si durara un poco menos, sería un disco genial.
Estos días los Duncan Dhu han vuelto con El duelo, su nuevo disco, de cuya producción se han encargado ellos mismos y que ha sido grabado en los estudios Elkar de su ciudad, Donosti.  El duelo supone para el dúo donostiarra la vuelta tras un largo período en el que ambos, Diego y Mikel, han estado inmersos de lleno en sus carreras en solitario. Duncan Dhu ha regresado por la puerta grande, como hay que hacer estas cosas, con nuevas canciones, con ideas frescas, y con ganas de hacer bien el trabajo. El duelo es un mini–elepé de seis canciones, pero vaya seis canciones. Para mi gusto, las canciones de este disco hay que contarlas entre lo mejor de toda la carrera del grupo, y decir eso, ya es decir bastante, pues a lo largo de su discografía abundan las grandes canciones. Cuatro de estas nuevas canciones han sido coescritas entre los dos miembros del grupo, Diego ha puesto la letra y Mikel la música: (“Cuando llegue el fin”, “No dejaría de quererte”, “El duelo” y “La última canción”); otro tema, “Los días buenos”, ha sido compuesto únicamente por Vasallo, y completa el trabajo una versión, “Llora guitarra”, adaptada del catalán por Diego, —quien también se encarga de cantarla, al igual que “Los días buenos”, con su personalísima voz de lija—. Creo que no exagero si digo que Diego Vasallo es, hoy por hoy, el mejor escritor de canciones de este país.
En lo musical, las nuevas canciones de los donostiarras se mueven por los caminos del rock de tradición americana, con influencias del rocakbilly primitivo, del folk, del blues o del country —preciosas esas armónicas que suenan aquí y allá—, y si uno rastrea, no es difícil encontrar ecos de Elvis Presley, de Roy Orbison, de Johnny Cash, y por supuesto, de Bob Dylan, como reconocía el propio Vasallo en una reciente entrevista, pero también se pueden apreciar en estas canciones, aunque tal vez de manera menos evidente que otras veces, pinceladas de otras músicas, como el fado o el tango, algo a lo que ya nos tienen acostumbrados los discos en solitario de Diego Vasallo. De cualquier manera, creo que los dos aspectos que más destacan de este nuevo disco son: la magnífica voz de Mikel (nunca había cantado tan bien como en estas seis canciones), y las letras. Algunos de los versos contenidos entre los surcos de El duelo son para quitarse el sombrero. Y para muestra, un botón: “La vida avanza con el labio partido”, “Compré una ficha de lavado/para este polvoriento corazón”, “Ni abandonado a mi suerte/dejaría de quererte”, “Robábamos luz/de cualquier tormenta/frente a la plenitud/de universos en venta.”, “Los días buenos son zapatos mojados en una ventana”, “Hasta las noches aúllan / al alejarte”.
Si te interesa conocer un poco más sobre la gestación y grabación de El duelo, puedes hacerlo viendo el siguiente documental.

2 comentarios:

  1. Rafa, que disco recomendarías de Vasallo?

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  2. De Diego Vasallo te recomiendo cualquier disco, pero tal vez para aproximarse a su música por primera vez el mejor sea "los abismos cotidianos", pero cualquiea de sus obras es genial.

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