En las tardes sangrantes de octubre
me gusta pasear por la playa
de la mano de mi tristeza.
Allí nos cruzamos con niños
que juegan con cometas
de formas extrañas,
que dibujan garabatos
imposibles en el cielo,
mecidas, a capricho,
por el viento otoñal.
Mi tristeza y yo nos paramos
y miramos a lo lejos
y nos perdemos
en el rumor azul del horizonte,
esperando que aparezcan las ballenas.
Pero nunca se cumplen nuestros sueños.
(Este poema pertence a mi libro Versos de alambre de espino, publicado este mismo año por la Editorial Alhulia)
Amateur: todo se reactiva tras un impasse
-
Amateur, banda donostiarra nacida de las cenizas de La buena Vida, ha roto
su silencio de siete años con su segundo trabajo, Impasse; un disco que
cuenta...
Hace 1 hora
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.