domingo, 28 de junio de 2009

Crónica de una noche mágica

Como ya sabéis, el viernes pasado, 26 de junio, tuvo lugar la presentación de mis Versos de alambre de espino, en Salobreña, lugar en el que resido desde hace unos cuantos años. Para quien no conozca el pueblo, decir que se trata de un hermoso pueblo costero, de la provincia de Granada, blanco, blanquísimo, que cuelga de una peña, con un castillo árabe que mira desde las alturas al mar Mediterráneo, donde hace unos años, abundaban las actividades culturales, y donde ahora, por desgracia, lo que abunda es la desidia y la apatía. Aunque sigue habiendo algunas iniciativas interesantes, como por ejemplo, la Editorial Alhulia, que dirigen Antonio Jiménez y Pedro Márquez, o la academia Centar, de mis buenos amigos Nacho y Manu, en cuyo sala "Angela Pacheco" tuvo lugar la presentación de mi libro.
Tengo que reconocer que fue una noche estupenda. Todo salió a pedir de boca. Por la tarde estuvimos preparando aquello un poquito, poniendo las sillas, colgando algunos cuadros de Manu para que la sala se viese bien bonita, preparando el catering... En el acto intervino Juanfran Molina, autor del prólogo que abre el libro, y una de las personas que conozco que más saben de música, y que ha colaborado con sus artículos en publicaciones como El batracio amarillo o Ruta 66. Actualmente se le puede leer en su blog Música para psicocamaleones. Os recomiendo que os déis un garbeo por allí.
Habíamos calculado que vendrían unas 30 personas. Al final nos juntamos más de sesenta por lo que tuvimos que poner más sillas. La gran mayoría eran amigas y amigos, aunque algunas caras no me sonaban de nada. Juanfran habló sobre el libro y sobre la poesía en general y después yo leí unos cuantos poemas, no muchos, para no ponernos pesados, los suficientes para que la gente se pudiera hacer una idea más o menos exacta de lo que contiene el libro. Luego nos tomamos unas cervecillas, firmé algunas dedicatorias cual un Antonio Gala de primera regional y, luego, la traca final. Nacho, uno de los dueño de la academia, que es un músico como la copa de un pino, había preparado con otros colegas (gracias a Vicente, a Julián y a Paco), una versión del "Walk on the wild side", del maestro Lou, y la gente se quedó flipada y con ganas de más. Total, una noche magnífica. Eché de menos a algunos colegas que por una u otra razón no pudieron venir. Pero creo que conseguimos un pleno al diez. Sólo me queda dar las gracias a todas y todos los que compartisteis conmigo una gran noche. Ojalá que haya otras como esta.

1 comentario:

  1. Deberíamos nacer no solo con la capacidad de lograr comunicarnos oralmente sino con la maestría de saber interpretar cuando a los demás no les apetece lo que tenemos que decir. Y tú con tus poemas así lo evidencias.
    Enhorabuena. Besicos

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