domingo, 3 de mayo de 2009

UN ANCIANO TARAREA UNA CANCIÓN EN EL PUENTE DE BROOKLYN (Walt Whitman)

Hoy, día veintiséis de marzo de mil ochocientos noventa y uno, Walt Whitman ha salido a pasear por las frías calles del invierno tardío de Nueva York. Él no lo sabe —quizás lo intuya— pero le quedan exactamente trescientos sesenta y cinco días de vida. Durante los próximos trescientos sesenta y cinco días, Walt Whitman reirá y llorará, se sentará junto a la chimenea o se refrescará con la brisa vespertina, oirá el canto alegre de los pájaros o se mojará el rostro con agua fresca al levantarse por las mañanas. Tal vez habrá días en los que se sorprenda a sí mismo pronunciando palabras como libertad, amante u océano.
Hoy, día veintiséis de marzo de mil ochocientos noventa y uno, Walt Whitman ha enfilado sus pasos cansados hacia el puente de Brooklyn. La gente que se cruza con él por la calle lo ve con la misma imagen que años más tarde lo soñará Federico García Lorca. Desde el puente, deja que su mirada se pierda en las turbias aguas del río. Con la mano derecha acaricia su enorme barba blanca rebosante de mariposas multicolores. Y empieza a tararear una canción.

2 comentarios:

  1. ¿No tienes ningún comentario?. Voy a visitarte a menudo.

    ResponderEliminar
  2. muy bien, me encantará verte por aquí siempre que lo desees. gracias. rafa

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.