viernes, 25 de noviembre de 2016

MARCOS ANA, EXPLICADO A UNA NIÑA DE TRECE AÑOS






Estamos almorzando
y las noticias anuncian
la muerte de Marcos Ana.
Se me hace un nudo en la garganta
y no puedo contener las lágrimas.
Mi hija de trece años me mira
con sorpresa y me pregunta.
¿Quién era, papá? ¿Lo conocías?
Yo le hablo del poeta
y le hablo del hombre,
le hablo de la libertad
y de la fraternidad,
le hablo de la crueldad
de los seres humanos
hacia otros seres humanos
le hablo del fascismo
que ahora vuelve
encarnado en un magnate norteamericano
pero que en realidad nunca se ha ido
le hablo de un preso político
que pasó veintitrés años encerrado
como una bestia inmunda
anhelando ver el mar
y las estrellas
preguntándose cómo sería un árbol.
le hablo del miliciano
que fue maltratado, torturado
insultado y vejado
pero que no perdió jamás la esperanza
que mantuvo siempre la mirada altiva
 y el corazón caliente.
Y al final, le digo que Marcos Ana
era sólo un hombre, como hay muchos,
investido de dignidad
de honestidad, de decencia
como José Hierro,
como Antonio Machado,
como Miguel Hernández,
como León Felipe,
como Luis Cernuda
como Pedro Salinas,
como Juan Ramón Jiménez
como tantos y tantos hombres dignos, honestos, decentes.

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