miércoles, 1 de junio de 2011

Vinilo

Ahora que todo el mundo escucha música en los mp3 y mp4, ipods e ipads, tabletas y portátiles, yo he vuelto a los vinilos. Aunque en realidad no debería usar el verbo “volver” porque nunca los abandoné del todo. Lo que quiero decir es que ahora escucho, casi exclusivamente, vinilos. He cambiado mi viejo tocadiscos “pioneer” de 1990 por un “technics” de más o menos la misma edad, pero mucho más potente, con una calidad que sienta de culo. El aparato en cuestión suena como un cañón. Por supuesto, lo he comprado de segunda mano. Así que estoy revisando toda mi colección de vinilos. Abro el mueble y saco, por ejemplo, “la canción de Juan Perro”, de Radio Futura. Con la maravillosa portada que hizo el pintor Juan Navarro Baldeweg. O “Le Chat Bleu” de Mink Deville. Un disco que supura rocanrol por cada uno de sus surcos. O el “Deseo Carnal” de Alaska y Dinarama, que casi treinta años después de su grabación, sigue siendo una de las cumbres de la música española. También he vuelto a comprar vinilos. Algunos de segunda mano y otros muchos nuevos. Por ejemplo, me he comprado “La zona sucia” de Nacho Vegas o el nuevo de Guadalupe Plata. O el nuevo de Abraham Boba. O el nuevo de Fernando Alfaro. O algunos de la colección “Vinilíssimo” que edita Munster Records (Vainica Doble, Solera, Burning, etc.).Viejas reediciones de discos antiguos. Los nuevos discos de vinilo son, sencillamente, alucinantes. Están hechos en vinilo de 180 gramos que pesa como el mármol de Macael. Una maravilla. Mucha gente dice que no soporta las deficiencias técnicas del vinilo como soporte sonoro. Y es que la fricción de la aguja produce un sonido como de huevo echado a freír. Otros muchos se quejan de que hay que darle la vuelta al disco con demasiada frecuencia. Y limpiarlo de manera más o menos cuidadosa para que no se estropee más de la cuenta. A mí nada de esto me molesta. Es más, me atrevería a decir que ahí radica precisamente el encanto del vinilo. En sus imperfecciones. Y luego están esas portadas repletas de encanto. Y las fotos interiores. Y las letras de las canciones. Todo eso se perdió con la llegada del cd y los soportes digitales, tipo mp3, le han puesto la puntilla. De todas maneras presiento que a mí me espera un verano intenso de vinilos. Ya se me está haciendo la boca agua.

8 comentarios:

  1. Yo también soy de vinilo. Hace poco me compré el "Sixpack" de Los deltonos. Un vinilo de 180 gramos con sólo 6 canciones (3 por cara) pero qué canciones. Y cómo suenan...
    La música -de un tiempo a esta parte- ha pasado a ser de usar y tirar. Ya no importa el concepto de disco, ni las portadas ni nada. Para los que seguimos creyendo en la música como obra de arte nos queda eso, el vinilo, el coleccionismo.

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  2. El Sixpack de los deltonos no lo tengo pero me encantaría tenerlo. Me encantan las seis versiones que hacen, sobre todo la de "Los rockeros van al infierno"de barón rojo.
    El que sí tengo en vinilo es Tres hombres enfermos.
    salud

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  3. Muy tierno; pareceis dos niños intercambiando cromos.

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  4. Ahora que lo dices tengo (no recuerdo... a buscar), algunas cosillas en vinilo de los Doors, "Bitels", y algo más... Tienes toda la razón: unos buenos bafles, una buena ecualización, ¡y tendrás a todos los vecinos suspirando por troncharte los huesos...! Pero merece la pena.
    Ya me dio Adela el libro... directo, actual, con los pies en la tierra, diferente... me ha encantado.
    Un saludo, Germán.

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  5. Yo también voy a volver al vinilo. Aunque con la aparición del vinilo los precios de estos se han disparado. Aún así voy a volver, ya que conseguí lo más dificil, encontrar en una tienda la aguja de mi plato. Por cierto Rafa, ¿que te parece lo último de Josele Santiago?

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  6. Gracias Germán por tus palabras.
    Aún no he tenido ocasión de escuchar el nuevo disco de Josele Santiago, pero teniendo en cuenta sus antecedentes seguro que es buenísimo.

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  7. Sin duda, su mejor disco en solitario (el de Josele)

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