Retrato del artista adolescente
La primera novela de la tetralogía, Espera a la primavera, Bandini, fue publicada el día 10 de octubre de 1938, recibiendo alabanzas por parte de la crítica. Dos importantes diarios, el San Francisco Chronicle y el Chicago Daily News, la eligieron como la mejor novela de aquel año.
En 1938, John Fante ya había publicado numerosos relatos en revistas literarias, e incluso, había escrito una primera novela, Camino de Los Ángeles, que permanecía inédita. No estamos, pues, ante un autor novel, sino ante un escritor bien definido, cuyas características técnicas y temáticas ya están perfectamente delimitadas. Como afirma Juan Francisco Molina, Fante
no era un escritor fraguado al calor de elevaciones léxicas, ni un metódico artesano de argumentos que hicieran época; ni amigo de vanguardias, ni comprometido políticamente. Barrió la tentación de malabarismos narrativos y cualquier tipo de vocación culturalista de sus páginas, sólo quería contar las cosas de forma directa y bien, aunque eso no descartaba la presencia de pinceladas líricas.
En Espera a la primavera, Bandini nos encontramos a un Arturo Bandini de catorce años, un adolescente que tiene que enfrentarse a un sinnúmero de cosas que le desagradan: sus hermanos pequeños, las monjas que dirigen el colegio, su padre, que abandona a su esposa y a sus hijos por una rica y hermosa mujer; su madre, que está al borde de la locura, etc. A Bandini sólo le queda una manera de escapar de la mezquina realidad que le rodea: inventar un universo paralelo en el que refugiarse, un universo donde él es una estrella del béisbol que vuelve locas a las chicas, sobre todo a su amada Rosa Pirelli.
En esta novela, la única de la saga narrada en tercera persona, John Fante nos presenta a un Arturo Bandini repleto de contradicciones que afectan a todos los ámbitos de su vida: su familia, sus creencias religiosas, sus orígenes italianos y su deseo de ser escritor, como se puede comprobar en este fragmento:
Se llamaba Arturo, pero odiaba ese nombre y quería que lo llamaran John. Su apellido era Bandini pero él quería que fuera Jones. Su madre y su padre eran italianos pero él quería ser americano. Su padre era albañil, pero él quería ser el pitcher de los Chicago Cubs. Vivían en RocKlin, Colorado, un pueblo de diez mil habitantes, pero él quería vivir en Denver, que distaba cincuenta kilómetros. Era pecoso, y deseaba no serlo. Iba a un colegio católico, pero él quería ir a una escuela pública. Le gustaba una chica llamada Rosa, pero ella lo odiaba. Era monaguillo, pero se comportaba como un demonio y odiaba a los monaguillos. Quería ser un buen chico, pero al mismo tiempo tenía miedo de ser un buen chico porque temía que sus amigos le llamasen buen chico. Se llamaba Arturo y quería a su padre, pero vivía con el temor de que llegara el día en que le tuviera que dar a su padre una paliza. Sentía pasión por su padre pero a su madre la consideraba una cobarde y una imbécil.
Sin ningún género de dudas, Espera a la primavera, Bandini es una de las grandes obras sobre la época de la depresión norteamericana de los años treinta. Una novela dura y amarga pero que, al mismo tiempo, destila una enorme ternura, y en la cual el humor juega un papel determinante.
La primera novela de la tetralogía, Espera a la primavera, Bandini, fue publicada el día 10 de octubre de 1938, recibiendo alabanzas por parte de la crítica. Dos importantes diarios, el San Francisco Chronicle y el Chicago Daily News, la eligieron como la mejor novela de aquel año.
En 1938, John Fante ya había publicado numerosos relatos en revistas literarias, e incluso, había escrito una primera novela, Camino de Los Ángeles, que permanecía inédita. No estamos, pues, ante un autor novel, sino ante un escritor bien definido, cuyas características técnicas y temáticas ya están perfectamente delimitadas. Como afirma Juan Francisco Molina, Fante
no era un escritor fraguado al calor de elevaciones léxicas, ni un metódico artesano de argumentos que hicieran época; ni amigo de vanguardias, ni comprometido políticamente. Barrió la tentación de malabarismos narrativos y cualquier tipo de vocación culturalista de sus páginas, sólo quería contar las cosas de forma directa y bien, aunque eso no descartaba la presencia de pinceladas líricas.
En Espera a la primavera, Bandini nos encontramos a un Arturo Bandini de catorce años, un adolescente que tiene que enfrentarse a un sinnúmero de cosas que le desagradan: sus hermanos pequeños, las monjas que dirigen el colegio, su padre, que abandona a su esposa y a sus hijos por una rica y hermosa mujer; su madre, que está al borde de la locura, etc. A Bandini sólo le queda una manera de escapar de la mezquina realidad que le rodea: inventar un universo paralelo en el que refugiarse, un universo donde él es una estrella del béisbol que vuelve locas a las chicas, sobre todo a su amada Rosa Pirelli.
En esta novela, la única de la saga narrada en tercera persona, John Fante nos presenta a un Arturo Bandini repleto de contradicciones que afectan a todos los ámbitos de su vida: su familia, sus creencias religiosas, sus orígenes italianos y su deseo de ser escritor, como se puede comprobar en este fragmento:
Se llamaba Arturo, pero odiaba ese nombre y quería que lo llamaran John. Su apellido era Bandini pero él quería que fuera Jones. Su madre y su padre eran italianos pero él quería ser americano. Su padre era albañil, pero él quería ser el pitcher de los Chicago Cubs. Vivían en RocKlin, Colorado, un pueblo de diez mil habitantes, pero él quería vivir en Denver, que distaba cincuenta kilómetros. Era pecoso, y deseaba no serlo. Iba a un colegio católico, pero él quería ir a una escuela pública. Le gustaba una chica llamada Rosa, pero ella lo odiaba. Era monaguillo, pero se comportaba como un demonio y odiaba a los monaguillos. Quería ser un buen chico, pero al mismo tiempo tenía miedo de ser un buen chico porque temía que sus amigos le llamasen buen chico. Se llamaba Arturo y quería a su padre, pero vivía con el temor de que llegara el día en que le tuviera que dar a su padre una paliza. Sentía pasión por su padre pero a su madre la consideraba una cobarde y una imbécil.
Sin ningún género de dudas, Espera a la primavera, Bandini es una de las grandes obras sobre la época de la depresión norteamericana de los años treinta. Una novela dura y amarga pero que, al mismo tiempo, destila una enorme ternura, y en la cual el humor juega un papel determinante.
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