Como
todos sabéis, hoy se cumplen 36 años desde que en 1978 se aprobara la
Constitución española. Un texto sagrado para algunos, que lo invocan de manera
interesada, sobre todo para que nada cambie y todo siga siendo como ha sido
hasta ahora, absolutamente favorable para sus intereses. Hoy me he puesto a
leer el texto constitucional y ¡coño, qué sorpresa me he llevado! He
descubierto que en realidad es un libro absolutamente delirante con el que te
descojonas de la risa. ¿Qué no te lo crees? ¿Qué un texto jurídico no puede ser
hilarante y divertido? Que sí, créetelo. Para muestra un botón. Ahí van unas
cuantas perlas, que son para partirse de la risa:
En el
Artículo 1 encontramos estas dos magníficas frases: “España se constituye en un
Estado social y democrático…” y “La soberanía nacional reside en el pueblo
español…”. Dos mentiras como dos catedrales, pues de todos es sabido que España
de estado social, nada de nada, y que la soberanía nacional reside en los
mercados y en el gobierno alemán, es algo que ya nadie pone en duda.
En el
artículo 6 se dice que la estructura interna y el funcionamiento de los
partidos políticos “deberán ser democráticos”. Si has militado alguna vez en un
partido político, ya sabes dónde está el chiste.
El
artículo 14 es uno de los más desternillantes, ya que establece la igualdad de
todos los españoles ante la ley. Por supuesto que todos los españoles somos
iguales ante la ley, pero como decía Orwell, unos son más iguales que otros.
Mientras que al ex ministro Matas le conceden el tercer grado en unas semanas, Paco,
el Pollo, un chico de mi barrio que
atracó un estanco porque llevaba cuatro años en paro y tenía tres hijos a los
que no podía darles de comer, se pudre en la cárcel con una condena de once
añitos.
El
artículo 16 establece que “Ninguna confesión (religiosa) tendrá
carácter estatal”, algo que en la práctica es absolutamente falso pues todos
sabemos que la iglesia católica goza de privilegios que nadie más tiene, tales
como no pagar impuestos, controlar una gran parte del sistema educativo, etc.,
etc.
En
el artículo 31 se puede leer: “Todos (los españoles) contribuirán al
sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica
mediante un sistema tributario justo…” algo absolutamente cómico, si tenemos en
cuenta las SICAV, las amnistías fiscales, las evasiones de impuestos y otras
movidas de la ingeniería fiscal, inventadas por los ricos para no pagar
impuestos.
En
el punto 2 de ese mismo artículo 31 se puede leer: “El gasto público realizará
una asignación equitativa de los recursos públicos, y su programación y
ejecución responderán a los criterios de eficiencia y economía.” ¿A alguien le
suena una cosita llamada recortes puesta en marcha por los gobiernos del PSOE y
el PP, o eso lo he soñado yo?
El
artículo 35 es, sin duda alguna, la joya de la corona: “Todos los españoles
tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de
profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración
suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia (…)” No me dirán
que no tiene guasa el asunto. Para mear y no echar gota, oiga.
El
artículo 39 señala que “Los niños gozarán de la protección prevista en los
acuerdos internacionales que velan por sus derechos.” Leyendo este artículo me
asalta una duda: ¿Sabrá el señor Rajoy, a la sazón Presidente del Gobierno de
España, que en su país hay dos millones y medio de niños que pasan hambre?
El
artículo 47 también es antológico, digno de figurar en las mejores antologías
del humor: “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda
digna y adecuada”. Sin palabras.
El
artículo 128 hace referencia a la riqueza nacional y dice expresamente que “Toda
la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad
está subordinada al interés general.” Lo que pasa es que la mayoría de las
veces el interés general se confunde con el interés de las empresas del IBEX
35.
En
el punto 5 del artículo 159 se lee: “Los miembros del Tribunal Constitucional
serán independientes e inamovibles en el ejercicio de su mandato.”
¿Independientes los miembros de TC? Pues va a ser que no…
En
fin, esto es sólo una pequeña muestra de lo que contiene la Constitución de
1978, un texto a medio camino entre el surrealismo y el humor berlanguiano.
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