Llevo
varias noches soñando con Clint Eastwood. O mejor dicho, con Harry el Sucio, porque la persona que aparece
en estos sueños es precisamente ese personaje. En mi sueño, que más o menos es
el mismo cada noche con muy pequeñas variaciones, a Clint Eastwood, o mejor
dicho, a Harry el Sucio, se le ve con la
cara llena de rasguños, la ropa completamente destrozada, hecho una puta pena, como
si acabase de sufrir un atentado y se hubiese escapado por los pelos. Lo siguiente
que recuerdo es que en la mano derecha sostiene su inseparable magnum 44 y que
está disparando a un disco de vinilo de Charlie Parker que hay encima de una
estantería. Entonces hay un primer plano de la pistola y se ve cómo ésta
realiza varios disparos seguidos. El disco, al recibir los impactos, cae al
suelo y comienza a sangrar. La sangre mana con fuerza, casi a borbotones, como
si de una fuente se tratase. Y al final la moqueta del suelo y la propia carpeta
del disco de Charlie Parker terminan teñidas de rojo, empapadas en un líquido
viscoso y desagradable.
Me
preguntó si mi sueño querrá decir algo. Me pregunto qué conclusiones sacaría el
doctor Sigmund Freud de mi sueño.
(De la serie Diario de
un poeta a punto de metamorfosearse)
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