martes, 7 de agosto de 2012

31 noches, el estreno como novelista de Ignacio Escolar


Ignacio Escolar (Burgos, 1975) es una de las pocas voces críticas del periodismo español ubicado en lo que podríamos llamar el mainstream. No en vano, fue fundador del diario Público y su primer director. Además, sus opiniones, siempre lanzadas desde la zona izquierda de la plaza, se pueden escuchar —y a él se le puede ver— en diferentes emisoras de radio y cadenas televisivas. Por si todo esto fuera poco, desde su propio blog, escolar.net, el periodista burgalés va dejando con bastante regularidad sus análisis críticos sobre diferentes aspectos de la vida política, social, cultural, laboral, etc. 
Hace unas semanas Ignacio Escolar se estrenó como novelista. Y lo hizo con 31 noches, una trepidante novela corta, que te atrapa desde la primera palabra y te obliga a leerla de una tacada hasta llegar al punto y final. En apenas 167 páginas (31 breves capítulos: uno por noche) y con un tamaño de letra apto para ambliopes, la novela, como digo, se deja leer con tremenda facilidad.  Algo que, como lector, siempre es de agradecer.
Pero vamos a lo que nos interesa. ¿Qué es lo importante en este estreno como novelista del periodista Escolar? Hay que destacar, básicamente, tres cosas. Lo primero es un estilo muy ágil, muy cinematográfico y además, muy influido por la estética de Quentin Tarantino y otros chicos malos del cine actual. Esto la emparenta con algunas películas, tipo No habrá paz para los malvados o Grupo 7, tan exitosas en los últimos tiempos.
El segundo aspecto a destacar de la novela es la facilidad que el autor tiene para crear unos diálogos impactantes. La obra está plagada de maravillosas conversaciones, donde el humor, que aparece con cuentagotas pero está muy bien utilizado, proporciona una verosimilitud tan real que parece como si uno estuviese escuchando esa conversación apoyado en la barra de un bar, mientras se toma una caña y no puede dejar de escuchar a la gente de al lado.
Y por último, los personajes. Vaya personajes que nos regala Escolar. Para empezar tenemos a Velasco. Un madero corrupto, putero, enganchado a la coca, más ladrón que el Lute, y más cabrón que su puta madre. A pesar de que, tanto la novela negra como el cine, han terminado por convertir ese tipo de personajes en un estereotipo, el Velasco que ha parido Ignacio Escolar es un tipo completamente real al que, bajo ningún concepto, me gustaría tener como vecino. Luego está Alek, un polaco que vino a Barcelona veinte años antes a ver un partido de fútbol y se quedó para siempre. El tipo en cuestión mide un 1´90 m, y pesa 100 kilos, atemoriza al contrincante con su fuerte acento eslavo, y pega unas hostias que mejor no probarlas. El tercero en discordia es el narrador de la historia. Un periodista pardillo y más bien despistado, que anda buscando su ratico de gloria, que diría Kiko Veneno, y sin saber muy bien cómo ni por qué, se ve enredado en una historia de narcotráfico a gran escala, de violencia sin límites, y de sexo del bueno. Porque la cuarta pata de esta mesa, es, como no podía ser de otra manera, una mujer que responde al nombre de Vicki, una camarera de discoteca que está más buena que el pan de Alfacar y detrás de cuyo culo, tatuaje incluido, pierde la cabeza toda la fauna nocturna de la discoteca Premium.
De la trama no voy a contar nada. Si has llegado hasta aquí y tienes un poco de imaginación, ya estás en disposición de sacar tus propias conclusiones. Lo único que me queda por añadir es que si, este caluroso verano, te apetece pasar un rato entretenido leyendo un buen libro (lo cual no es poco), píllate 31 noches, la primera novela de Ignacio Escolar. Merece la pena.    

1 comentario:

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.