En 1969, Paco Ibáñez ya era un cantante con una carrera discográfica significativa, no por numerosa (había grabado sólo tres discos) sino por la trascendencia e importancia de dichos discos. Pero volvamos un poco la vista atrás. Paco Ibáñez había nacido un 20 de noviembre de 1934 en la ciudad de Valencia. Hijo de valenciano y vasca, se crió en un ambiente libertario, donde la cultura, la música, la poesía eran tan necesarios como el pan que se ponía encima de la mesa. Después de la derrota del ejército republicano en la contienda civil, su padre es internado en un campo de refugiados en Francia. El resto de la familia se traslada a un caserío cerca de Donosti. Allí residen hasta 1948, cuando, al cumplir Paco los catorce años, él y sus hermanos se van a vivir a Francia, donde ya estaban su padre y su madre.
En París, muy pronto descubre todo un mundo impensable en España. Un mundo de cabarets, pintores bohemios, escritores, y sobre todo músicos. Muy pronto Paco decide que quiere aprender a tocar la guitarra y pone en ello todo su empeño. Son años de aprendizaje, no sólo musical, sino, ante todo, aprendizaje vital. En estos años va desarrollando una personalidad rebelde, combativa, solidaria, y un odio visceral hacia el régimen franquista y todo lo que éste representa: opresión, falta de libertad, miedo, y para él y su familia, como para otros muchos compatriotas, exilio y dolor.
En estos años, acompaña a diferentes cantantes con su guitarra, casi siempre tocando canciones del cancionero sudamericano, boleros, rancheras, tangos, etc. A mediados de la década de los cincuenta, conoce a George Brassens, lo cual supone en su vida un punto de inflexión. A partir de ese momento empieza a componer sus propias melodías, y poco después de conocer al genial cantante francés, le pone música al poema “La más bella mujer”, de Luis de Góngora. A este primer poema, le siguen otros del mismo poeta y algunos más de Federico García Lorca. Estas primeras composiciones, seis poemas del poeta granadino y otras seis del cordobés, integrarán su primer disco, grabado en la ciudad de París en 1964 y cuya portada es realizada por Salvador Dalí.
En 1967, Paco, que ha seguido musicando poemas durante todo este tiempo, graba su segundo disco, con poemas de Alberti, Celaya, Hernández, Quevedo, Otero, y de nuevo, Góngora. Un disco repleto de clásicos como la versión de “Andaluces de Jaén”, basada en el poema de Miguel Hernández, que supone una de las más altas cimas de la música en castellano. Un par de años después, aparece la tercera parte de esta trilogía que él llamó “España de hoy y de siempre”. En esta tercera entrega, se mezclan las voces clásicas de Jorge Manrique o el Arcipreste de Hita, con las más contemporáneas de José Agustín Goytisolo, José Ángel Valente o Gloria Fuertes.
El día dos de diciembre de 1969, Paco actúa en un abarrotado Teatro Olympia de París, donde interpreta un repertorio seleccionado de sus tres primeros discos. En el escenario del mítico teatro parisino, un solitario Paco, vestido de negro de pies a cabeza, empuñando su guitarra cargada de honestidad, de sobriedad y de pasión, va desgranando, una tras otra, canciones que ponen la piel de gallina, canciones como “A galopar”, “Balada del que nunca fue a Granada”, “Palabras para Julia”, o “La poesía es un arma cargada de futuro”. El concierto se graba y de allí sale uno de los discos más importantes de la historia de la música española, “Paco Ibáñez en el Olympia” al que el paso del tiempo no ha hecho más que mejorar, elevándolo a los altares de la cultura española. 24 poemas de Gabriel Celaya, León Felipe, Luis Cernuda, Antonio Machado, Rafael Alberti, José Agustín Goytisolo, Gloria Fuertes, Blas de Otero, Nicolás Guillén, y por supuesto, Lorca, Góngora y Quevedo. También hace una versión del tema de George Brassens “La mala reputación”, que encandila a la audiencia cuando “la voz más española de todas las voces”, como la definió Dalí, canta los versos libertarios del maestro francés. 24 canciones que forman parte de la memoria colectiva de este país. 24 canciones que fueron la banda sonora de la lucha antifranquista. 24 canciones que destilan una verdad y una autenticidad que es muy difícil de encontrar en otros artistas y en otros discos. 24 canciones que escuchadas hoy, cuando han pasado cuarenta y dos años, siguen supurando hermosura y honestidad a raudales.
En París, muy pronto descubre todo un mundo impensable en España. Un mundo de cabarets, pintores bohemios, escritores, y sobre todo músicos. Muy pronto Paco decide que quiere aprender a tocar la guitarra y pone en ello todo su empeño. Son años de aprendizaje, no sólo musical, sino, ante todo, aprendizaje vital. En estos años va desarrollando una personalidad rebelde, combativa, solidaria, y un odio visceral hacia el régimen franquista y todo lo que éste representa: opresión, falta de libertad, miedo, y para él y su familia, como para otros muchos compatriotas, exilio y dolor.
En estos años, acompaña a diferentes cantantes con su guitarra, casi siempre tocando canciones del cancionero sudamericano, boleros, rancheras, tangos, etc. A mediados de la década de los cincuenta, conoce a George Brassens, lo cual supone en su vida un punto de inflexión. A partir de ese momento empieza a componer sus propias melodías, y poco después de conocer al genial cantante francés, le pone música al poema “La más bella mujer”, de Luis de Góngora. A este primer poema, le siguen otros del mismo poeta y algunos más de Federico García Lorca. Estas primeras composiciones, seis poemas del poeta granadino y otras seis del cordobés, integrarán su primer disco, grabado en la ciudad de París en 1964 y cuya portada es realizada por Salvador Dalí.
En 1967, Paco, que ha seguido musicando poemas durante todo este tiempo, graba su segundo disco, con poemas de Alberti, Celaya, Hernández, Quevedo, Otero, y de nuevo, Góngora. Un disco repleto de clásicos como la versión de “Andaluces de Jaén”, basada en el poema de Miguel Hernández, que supone una de las más altas cimas de la música en castellano. Un par de años después, aparece la tercera parte de esta trilogía que él llamó “España de hoy y de siempre”. En esta tercera entrega, se mezclan las voces clásicas de Jorge Manrique o el Arcipreste de Hita, con las más contemporáneas de José Agustín Goytisolo, José Ángel Valente o Gloria Fuertes.
El día dos de diciembre de 1969, Paco actúa en un abarrotado Teatro Olympia de París, donde interpreta un repertorio seleccionado de sus tres primeros discos. En el escenario del mítico teatro parisino, un solitario Paco, vestido de negro de pies a cabeza, empuñando su guitarra cargada de honestidad, de sobriedad y de pasión, va desgranando, una tras otra, canciones que ponen la piel de gallina, canciones como “A galopar”, “Balada del que nunca fue a Granada”, “Palabras para Julia”, o “La poesía es un arma cargada de futuro”. El concierto se graba y de allí sale uno de los discos más importantes de la historia de la música española, “Paco Ibáñez en el Olympia” al que el paso del tiempo no ha hecho más que mejorar, elevándolo a los altares de la cultura española. 24 poemas de Gabriel Celaya, León Felipe, Luis Cernuda, Antonio Machado, Rafael Alberti, José Agustín Goytisolo, Gloria Fuertes, Blas de Otero, Nicolás Guillén, y por supuesto, Lorca, Góngora y Quevedo. También hace una versión del tema de George Brassens “La mala reputación”, que encandila a la audiencia cuando “la voz más española de todas las voces”, como la definió Dalí, canta los versos libertarios del maestro francés. 24 canciones que forman parte de la memoria colectiva de este país. 24 canciones que fueron la banda sonora de la lucha antifranquista. 24 canciones que destilan una verdad y una autenticidad que es muy difícil de encontrar en otros artistas y en otros discos. 24 canciones que escuchadas hoy, cuando han pasado cuarenta y dos años, siguen supurando hermosura y honestidad a raudales.
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