viernes, 20 de mayo de 2011

Anarquistas

Los viejos anarquistas

eran tipos duros


como rocas milenarias,


hombres de mirada fiera,


que compartían lo poco que tenían,


con cualquiera que estuviera


cerca de ellos.


Los viejos anarquistas eran hombres


a los que no les importaba dar la vida


(la vida no vale nada, decían),


por defender los ideales


en los que creían ciegamente.


Los viejos anarquistas,


de alpargatas baratas


y ropa gastada,


de manos callosas


y rostros curtidos como el cuero,


trabajaban de sol a sol


y aprendían a leer


después del trabajo,


con libros derrengados


como sus propios cuerpos,


libros que iban pasando


de mano en mano,


de boca en boca,


como consignas incendiarias,


libros escritos con frases que sonaban


maravillosas y grandilocuentes,


libros con títulos ampulosos


como La conquista del pan,


de Kropotkin


o Dios y el Estado,


de Bakunin.


Los viejos anarquistas


llevaban en sus estómagos


un hambre de siglos,


un hambre que no se saciaba sólo con pan,


un hambre que necesitaba de palabras


como justicia, razón o libertad,


palabras, como todos sabemos,


ricas en vitaminas y minerales,


capaces, por si solas, de derribar fronteras


y vencer ejércitos.


Los viejos anarquistas


eran hombres valientes,


un poco locos,


dispuestos, siempre,


a enfrentarse, con tesón,


a los molinos de viento,


aunque, al final, los molinos de viento


resultasen ser gigantes.


Los viejos anarquistas


llevaban
en sus corazones

un mundo nuevo,


un mundo teñido


de rojo y negro.

2 comentarios:

  1. Lo mejor para la publicidad es escribir comentarios en los blogs que te interesan Asi creás trafico y mas gente que te siga.Suerte en todo te deseo desde mi rincon

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