lunes, 27 de abril de 2009

ESTOY HABLANDO DE RESPETO...

Como ya sabéis, Rosa Aguilar, hasta la semana pasada alcaldesa de Córdoba por obra y gracia de sus electores, se ha pasado al PSOE. Que Rosa acabaría en las filas de los socialistas era algo que cualquiera con dos dedos de frente ya sabía. La única incógnita, la que se despejó la semana pasada, era cuándo tendría lugar tan magno acontecimiento. En fin, a mí particularmente, me da igual. Rosa nunca ha sido santo de mi devoción. Así que como dice el refrán, puente de plata. Pero mentiría si dijera que no me ha mosqueado su cinismo, su poca elegancia, en definitiva, su falta de respeto.
En la última rueda de prensa que ofreció el jueves por la tarde para explicar su abandono de la Alcaldía de Córdoba (esa que jamás abandonaría porque sus electores la habían puesto allí para gobernar hasta el infinito y más allá), pidió a sus ex-compañeras y compañeros de IU, "respeto" por su decisión, amparada, efectivamente, en su derecho personal e inalienable a decidir su futuro. En mi opinión, Rosa se merece todo el respeto del mundo, el mismo que ella ha venido demostrando desde hace ya bastante tiempo por las compañeras y compañeros de Izquierda Unida, tanto de Córdoba como del resto de Andalucía y del Estado. El mismo respeto que ella ha demostrado hacia la gente que la ayudó a alcanzar la Alcaldía de su ciudad, saliendo a la calle a pegar carteles, a hablar con las vecinas y vecinos de Córdoba, a preparar los actos electorales. El mismo respeto con el que ha pagado a los interventores y apoderados de IU que en la jornada electoral estuvieron desde las ocho de la mañana hasta la una o las dos del día siguiente, trabajando por ella, controlando para que todo fuese según el guión previsto. El mismo respeto que ha demostrado por la ciudadanía cordobesa, apeándose del viaje en marcha, apostando por la seguridad que da una Consejería en el gobierno andaluz. Esta es una de las cosas que tiene ser un profesional de la política, que cuando vienen mal dadas, uno se aferra a un clavo ardiendo. Cualquier cosa con tal de no aumentar las listas del paro. Ahora sólo tengo una duda: ¿se acordará algún socialista de los ataques furibundos de Rosa en el Congreso de los Diputados contra Felipe González a propósito de los GAL? Seguro que sí, pero harán como que no.

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