Elvis nació un frío 8 de enero del año 1935, en Tupelo, en el estado de Misisipí, en los Estados Unidos de Norteamérica.
Elvis
tuvo un hermano gemelo, que nació 35 minutos antes que él, muerto. La madre de
Elvis tenía 22 años cuando él nació y se llamaba Gladys.
Elvis
grabó toneladas de canciones y participó en un montón de pelis a cada cual más
mala, a cada cual más insulsa, con menos cuerpo, con menos vida.
De
todos los discos que grabó Elvis, el que más me gusta es uno que se titula From Elvis to Memphis, que quiere decir De Elvis a Memphis, y que tiene unas
cuantas canciones que tiran de espaldas, como “Wearin’ that loved on look”,
“Any Day Now” o la inmortal “In the ghetto”, un tema que compuso un tipo
llamado Mac Davis, que es uno de los más potentes de cuantos grabó el cantante.
Si
alguien me apuntara con un revólver entre los ojos y me obligara a elegir una
entre todas las canciones que grabó Elvis, la elegida sería, sin ningún tipo de
duda, “Heartbreak Hotel”. Por su ritmo, por su letra, por su música, por su
riff. Porque es genial. Por la versión de John Cale.
Elvis
siempre fue un tipo extraño. Quizás eso se deba a que era gemelo. Elvis tenía
la piel blanca, pero su garganta era negra como una noche sin luna y sin
estrellas.
Elvis
hacía cosas muy extravagantes. Como viajar cuatro mil kilómetros en avión para
comerse una hamburguesa y beberse un batido.
Elvis
hizo el servicio militar en Alemania y hay una foto en la que aparece con el
pelo muy corto, sonriendo a la cámara, absolutamente guapo.
Elvis
se casó con una chica llamada Priscilla Beaulieu. Con ella tuvo una hija, Lisa
Marie, que cuando se hizo mayor se casó con Michael Jackson. O eso dijeron los
periódicos. Priscilla se fugó con el monitor de karate de su marido. A Elvis
esto le sentó como una patada en los cojones. Así que su mayor deseo era matar
al tipo. Al final los amigos le quitaron las ganas. Y lo dejó estar.
Elvis
era un poco facha. Todos los americanos son un poco fachas. Debe ser porque de
pequeños los hacen cantar himnos patrióticos en el colegio, delante de la
bandera. Por eso tienen todos esos rollos con la bandera y con el himno y con
la patria. A Elvis de pequeño también lo hacían cantar de pie ante la bandera y
por eso acabó como lo hizo. Cosas de fachas.
Elvis
tenía decenas de coches y motos en el garaje.
Elvis
tenía decenas de millones de dólares en el banco.
Elvis
tenía decenas de chicas en la cama.
Elvis
cantó una canción que se titula “Suspicious minds” que decía no podemos construir nuestros sueños sobre
pensamientos desconfiados.
Elvis
se hizo construir una mansión gigantesca. Y la llamó Graceland. Allí se sentaba
en la sala de las televisiones, ante múltiples pantallas de televisión, y
disparaba sus armas, y bebía cocacola en las fuentes que tenía aquí y allá,
como si hubiese vuelto a la niñez, o mejor dicho, como si nunca la hubiese
abandonado.
Elvis
era adicto a los tranquilizantes y a los estimulantes. Muy adicto.
Los
últimos años de vida de Elvis fueron un poco patéticos. Lo recordamos gordo y
sudoroso, con sus trajes blancos tan peculiares, con sus pañales, porque se
cagaba cuando menos lo esperaba, cantando en hoteles horteras de Las Vegas.
Elvis
murió la noche del 16 al 17 de agosto de 1977. Iba hasta el culo de pastillas.
Murió en el cuarto de baño, en el suelo del cuarto de baño. La causa de la
muerte, según la autopsia, fue un ataque al corazón.
Elvis
fue enterrado en Forest Hill.
Elvis,
ahora, está enterrado en Graceland.
Hay
que pagar una entrada para visitar la tumba de Elvis, salvo que seas menor de
seis años. En ese caso entras gratis.
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