jueves, 25 de mayo de 2017

MORIR EN PRIMAVERA

Hoy estoy muy triste. Ayer murió Paco Vallejo. Desde que me vine a vivir a la costa de Granada, Paco se había convertido en uno de mis mejores amigos. Nos juntábamos de vez en cuando. Yo tomaba un café con leche y él una manzanilla y hablábamos durante horas. Siempre de los mismo. Lo que nos había hecho amigos: el rocanrol.
En nuestras charlas indefectiblemente aparecían los mismos nombres: Radio Futura, Ilegales, Nacha Pop, Parálisis Permanente, Kiko Veneno. Y sobre todo 091 y José Ignacio Lapido. Paco era un fan fatal de los Cero. Qué digo, un fan fatal. Paco era EL FAN FATAL. Coleccionaba material relacionado con ellos. Tenía un montón de cosas: entradas, todos sus discos por triplicado, posters, entrevistas en la prensa, púas de guitarra.
Nos vimos por última vez el domingo 5 de mayo. Subimos Gerardo Carrasco y yo a su casa, a Molvízar, para estar con él un rato. Le regalé un disco de un grupo granadino de los años ochenta, Sesión de Noche. Cuando lo vio, empezó a reír y me dijo que ya lo tenía, pero que se lo quedaba. Estuvimos allí con él un par de horas. Hablando, sobre todo, de música, como si, “en cualquier lugar la muerte” no estuviera esperando, agazapada, con sus ojos de hiena. Antes de irnos, nos regaló a cada uno de nosotros un disco. A Gerardo, “Armarios y camas”, de la Dama se esconde. A mí, “Morir en primavera”, de Loquillo y los Trogloditas. Y me escribió, dentro, estas palabras: ”¡Siempre amigos, Rafa!
Esta madrugada me he despertado pensando en mi amigo, al que ya no volveré a ver nunca más, y con quien ya no podré hablar más de sus adorados 091. Y me ha dado por pensar en el título del disco que me regaló: “Morir en primavera”, y he reparado en que había algo de premonitorio en aquel acto. Paco ha muerto en primavera, aunque esta primavera se haya puesto el disfraz de verano.
Paquito, no te puedes imaginar lo afortunado que me siento de haberte conocido, de haber compartido contigo todas esas horas de buena conversación y toda esa pasión desbordada que ponías en la vida. Que la tierra te sea leve, mi queridísimo amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.