jueves, 12 de julio de 2012

¡Qué nos maten a todos!


Ayer, Mariano Rajoy, el Presidente del Gobierno de España, ese gobierno que tan solo hace ocho meses era anunciado a bombo y platillo por la máquina propagandística conservadora como el “gobierno de los mejores”, anunció un nuevo paquete de medidas de ajuste con la excusa, una vez más, de tratar de salvar a la economía española del derrumbe definitivo. A estas alturas todos estamos enterados, en mayor o menor medida, de los nuevos recortes, por lo que no merece la pena ni siquiera reincidir en ellos (además es que cada vez que lo pienso me sube tal mala leche por el cuerpo que me pongo enfermo).
Todo eso tenía lugar en la mañana de ayer. Pero hoy ha sido otro día. Hoy, la prima de riesgo ha seguido a su puta bola, como un ciclista en el Tourmalet, venga a subir, infatigable, siempre hacia arriba. Y es que, como ya hemos dicho muchos por activa y por pasiva, en castellano, en inglés y hasta en chino mandarín, los mercados son, lo voy a repetir una vez más, completamente in-sa-cia-bles.
No se quieren bajar del burro, pero está claro que de nada sirven todos estos recortes. De nada sirven los sacrificios que los empleados públicos de este país venimos haciendo desde aquel fatídico día en que el entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció que se nos bajaba el sueldo. Dos años después, nos han bajado el sueldo dos veces, nos han quitado la paga extra de navidad y la de verano ha quedado como algo simbólico (aunque tarde o temprano acabará siendo suprimida, tiempo al tiempo), nos han aumentado las horas de trabajo, a muchos los han despedido, nos han reducido todo lo que se puede reducir y un poco más, y las cosas están, indudablemente, peor que aquel día diez de mayo de 2010. Por supuesto, se puede argumentar que las políticas de recortes no han sido aplicadas sólo contra los empleados públicos, también los jubilados, los parados, y en general, las clases populares, están sufriendo en sus carnes, las consecuencias de estas descerebradas políticas de ajuste. Pero es de justicia señalar que el sector de los empleados públicos ha sido uno de los más perjudicados.
En fin, en vista de que las políticas de recortazos no dan los frutos que los gobiernos esperan de ellas, se me ha ocurrido la solución perfecta para terminar de una vez por todas con la estafa económica, para llegar al déficit cero, para ahorrar en gastos farmacéuticos, educativos, sanitarios, culturales, etc., etc. Todo de un golpe. La cosa es bien simple: ¡Que nos maten a todos! Propongo que el gobierno de los mejores, encabezado por el ínclito Rajoy, y seguido por Soraya, Montoro y de Guindos, se reúna con el líder de la oposición, y ambos pacten una política común de exterminio.  De los tres millones y medio de empleados públicos, se  puede eliminar a dos tercios, es decir, dos milloncejos. De esta manera ya no sobraría ninguno. De los casi nueve millones de jubilados que hay, se podrían cargar a, más o menos, el cincuenta por ciento. Eso ahorraría un pastón en médicos y en medicamentos, además de una pasta gansa en la Ley de Dependencia. Además ahorraría muchos dolores de cabeza porque todos sabemos que los viejos son un puto coñazo y no paran de dar la barrila contando batallitas. También se puede meter un buen pellizco entre la infancia y la juventud. Con que dejen sólo a los hijos de los ricos es suficiente. Total, los demás sólo van a quedar para drogarse y hacer botellones. Con esta última medida, se pueden suprimir todos los colegios y los institutos públicos. De esta manera se matan dos pájaros de un tiro: Se ahorra el dinerito y Esperanza Aguirre se pone más contenta que unas castañuelas.  A los mineros que los reduzcan en un 64 por ciento. Ya se sabe que es un sector altamente deficitario. He dejado para el final la parte más jugosa del Plan: los cinco millones y medio de parados. En esta partida, no hay que andarse con remilgos. Yo le propondría a Rajoy y a Rubalcaba, así como a los genios de la UE, del FMI, de la CEOE, de la OCDE, etc.,  que se elimine al cien por cien del grupo, esto es, que no quede ni uno solo.
Sin con estas medidas no se reactiva la economía, entonces es que, definitivamente, hay algo que no va. Pero yo creo, de corazón, que con estos recortes ya sería suficiente.   

2 comentarios:

  1. Y por que no somos nosotros, la gente trabajadora y humilde, los que nos carguemos a ellos, a los politicos corruptos y chorizos que campan a sus anchas en este pais.Tenemos las armas (voto) pero no sabemos apuntar y eso me entristece mucho....

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  2. Yo mejor me quedo con el slogan de los mineros: " La próxima visita será con dinamita". A por ellos¡¡¡¡¡¡.

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