Cierro los ojos y regreso al
pasado. Es abril de 1994. Estamos los dos en una pequeña sala de Granada. Sobre
un diminuto y destartalado escenario toca una banda. Su nombre es Surfin’
Bichos. Mi mano y la tuya están entrelazadas. El grupo toca la “Oración del
desierto”. Siento cómo te estremeces. Todo está por venir. Madre de Dios, Madre de Dios, reza por mí, Madre de Dios.
EN EL ESPEJO
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En el espejo,
la vejez castiga a la mujer más que la muerte.
Nadie prepara a la mujer para la caída de las carnes.
La luz brilla en otra chica más ...
Hace 6 horas
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