Si ya no te sirvo
–le dije–
mátame.
Ella me regaló
la más perversa
de sus sonrisas.
Ni lo sueñes
–contestó-
aún puedes ser
de cierta utilidad.
EN EL ESPEJO
-
En el espejo,
la vejez castiga a la mujer más que la muerte.
Nadie prepara a la mujer para la caída de las carnes.
La luz brilla en otra chica más ...
Hace 10 horas
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