¿Cuál es la moraleja? Esa es la pregunta que les hago siempre a mis alumnos y alumnas cuando leemos un cuento en clase. Y esa es la pregunta que cabría preguntarse en esta situación que estamos viviendo.
Y LA MORALEJA ES ESTA: Si algo nos va a enseñar la crisis sanitaria del COVID-19 es que lo privado no sirve en los casos de absoluta necesidad, como ahora. Ni quieren ni pueden. Lo privado es lo individual, y lo individual, es evidente, sólo sirve para uno mismo. Durante mucho tiempo el neoliberalismo, representado en nuestro país por las políticas hiperagresivas del Partido Popular (pero no nos engañemos: neoliberales han sido Ciudadanos, el PSOE, el PNV, CIU, CC, y prácticamente todos los que han gobernado), se ha dedicado a desmantelar la sanidad pública, privatizando siempre que fuera posible. El ejemplo más evidente es el de Madrid, donde el desastre de las privatizaciones llevadas a cabo por Esperanza Aguirre es absolutamente descorazonador. Ahora, cuando tanto se necesita un sistema sanitario fuerte, capaz de dar una respuesta a la altura de las circunstancias, muchos descubren que hacen falta muchos más medios, materiales y humanos, para combatir la enfermedad. Sería cómico si no fuera por la gravedad histórica que estamos viviendo, ver a Casado y otros ilustres neoliberales pidiendo, ahora sí, la intervención del Estado, cuando hasta hace diez minutos, la intervención estatal era poco menos que el demonio de todas las políticas. Todo sería muy diferente si durante las últimas décadas se hubiese apostado por lo público, contratando al personal necesario, pagándoles lo que merecen, abriendo hospitales públicos, equipándolos con la tecnología necesaria. Sin embargo, se hizo todo lo contrario: se recortó en personal (se les contrató mal y nunca), se eliminaron cientos de camas, etc., etc.
Y lo mismito, lo mismito, ocurre con la educación. Pero de eso hablaremos otro día.
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