En 1985, los grupos de la Nueva Ola habían alcanzado el éxito
masivo: Alaska y Dinarama, Radio Futura, Gabinete Caligari, Nacha Pop, Los
Pistones, Ilegales o La Mode vendían miles de discos. Pero al mismo tiempo, en
1985, algunos de estos grupos que habían aparecido con la intención de renovar
el anquilosado panorama musical de este país, ya empezaban a dar muestras de
cansancio, de repetición y, lo que es mucho peor, de cierto aburrimiento.
No obstante, un buen puñado de chicos jóvenes, que habían echado
los dientes escuchando a los Rolling Stones y a la Velvet Underground, estaba
dispuesto a tomar el relevo. Uno de ellos era Jorge Malla Valle, un madrileño de
1969, que pasaría a la historia de la música española con el nombre artístico
de Coque Malla.
En 1985, Coque Malla era apenas un niño. Pero ya tenía claro que
el rocanrol era la única religión verdadera y que Mick Jagger, Jonathan Richman,
Lou Reed o David Bowie eran sus profetas en la tierra. Así que decide formar un
grupo. Para ello se junta con Ricardo Moreno, batería; Luis García, que toca el
bajo, y Luis Martín, que toca la guitarra y se bautizan como Los Ronaldos.
El 8 de julio de 1987, se publica el primer disco de la banda
madrileña, titulado como ellos mismos, Los
Ronaldos, grabado durante dos jornadas, con todos los miembros del grupo
tocando en directo y producido por Paco Trinidad. Una docena de canciones
rebosantes de frescura, de ímpetu juvenil, de fogosidad desbordante. Sorprenden
sobremanera las letras de las canciones, cuya autoría corresponde al
jovencísimo Coque. Temas como “Guárdalo”; “Sí, Sí”, “Azul blues”, “Eres
fresca”, o “Si os vais”, ponen el listón muy alto, y suponen un revulsivo en el
rock español.
De este primer disco, la banda va a despachar la nada desdeñable
cifra de cincuenta mil copias. Estas cifras de venta les permiten ampliar el
presupuesto para la grabación del segundo disco, “Saca la lengua”, producido,
igual que su antecesor por Paco Trinidad y que contenía temas como “Adiós papá”
o “Por las noches”. Los Ronaldos se han convertido en apenas tres años en uno
de los grupos más destacados del panorama musical español.
Para la
producción del tercer disco, contratan a uno de sus ídolos de toda la vida:
John Cale, de la Velvet Underground. Pero aquello fue un gran error. Cale no
conecta con el grupo, coge el cheque y termina dejando que los músicos hagan su
santa voluntad. De esta manera, Sabor salado, baja en
ventas y, en calidad.
Los primeros
noventa supusieron el principio del fin. El cuarto disco, Cero, y el quinto, Idiota, pasan con más
pena que gloria. Aún habrá tiempo para grabar un disco en directo, Quiero
que estemos cerca, que es el acta de defunción de uno de los
grupos más emblemáticos de la historia de la música española.
Pero esto es rocanrol,
y parafraseando a Lope de Vega, el que lo ha probado, lo sabe. Y Coque lo había
probado. Así que sigue componiendo y escribiendo canciones, tocando por garitos
de Madrid. Aquello era un regreso a la casilla de salida. De nada servía su
hoja de servicio.
En 1999, Coque
Malla publica su primer disco en solitario: Soy un
astronauta más. Se trata de una colección de canciones hechas
por un cantautor personal e intransferible. En
las nuevas canciones hay espacio para los medios tiempos, para la reflexión
introspectiva, para mirar hacia dentro, para la poesía de tintes urbanitas, a
veces desangelada, a veces esperanzadora. Temas como “Punto cero”, “Tú y yo” o
“La mujer sin llave”, son, sencillamente, geniales.
Desde entonces, la carrera musical de Coque Malla no ha hecho más
que agrandarse. Hasta la fecha ha grabado cuatro discos más en estudio y un par
de directos. Sueños (2004), La hora de los gigantes (2009), Termonuclear (2011), El último hombre en la tierra (2016).
Además un disco en directo con versiones de Rublén Blades, grabado en 2012 y publicado
en 2015, la versión low-fi de Termonuclear,
titulada Termonuclear en casa de Coque,
y su último trabajo hasta hoy, otro álbum en vivo llamado Irrepetible, en el que Coque, aupado, ahora sí, a lo más alto de la
cima, repasa algunos de los momentos más emblemáticos de su carrera, acompañado
de artistas de la talla de Jorge Drexler, Iván Ferreiro, Amable Rodríguez, Dani
Martín, Santi Balmes, o Neil Hammond.
Coque Malla es uno de los grandes autores de canciones de este
país. A la altura de Santiago Auserón, de Antonio Vega, de Kiko Veneno o de
Christina Rosenvinge, por citar algunos de mis favoritos. Todos sus discos
están repletos de joyas. Sueños es un
disco absolutamente experimental, poético, psicodélico y onírico. La hora de los gigantes es una obra de
arte inconmensurable en la que el rock y el soul se dan la mano sin
estridencias. Termonuclear es un
exorcismo, un bálsamo contra el dolor del desamor, contra tanta mierda que nos
rodea en la vida cotidiana, un disco perfecto para sentarse a lamerse las
heridas y El último hombre en la tierra,
es sencillamente, un milagro, el disco que lo ha devuelto a la primera línea, que
ha hecho que su autor vuelva a llenar teatros y que crezca como músico. Un
disco fabuloso con el que Coque ha disfrutado encima de los escenarios.
A día de hoy, el músico madrileño vive un momento dulce en su
carrera. La guinda del pastel la puso en 2018, cuando consiguió el Premio Goya
a la mejor canción original por el tema “Este es el momento”, que se puede
escuchar en la gran película Campeones,
dirigida por Javier Fresser.
No me gustaría terminar sin hacer referencia a la relación de
Coque Malla con el mundo del cine. Como ya hemos dicho, en su vida siempre ha
estado latente esa pasión por la interpretación. No en vano es hijo de actriz y
de director de teatro. A Coque lo hemos podido ver en varias películas: Dispara, Madregilda, Todo es mentira,
El efecto mariposa, Días de cine, Íntimos y extraños: 3 historias y media o Gente en sitios, en mi opinión, su mejor papel y la mejor película
en la que ha intervenido
He dejado para el final uno de los momentos álgidos en la carrera
del artista madrileño. Me estoy refiriendo a su disco Mujeres. En 2013, Coque decidió grabar un álbum que recopilara algunos
de los momentos más brillantes de sus cuatro discos en solitario, pero no lo
haría de la manera habitual. Nada de eso. Eso es ir a lo fácil y a él lo fácil,
no le sirve. Eligió a diez destacadas artistas para que cada una de ellas
interpretara un tema de su discografía: Leonor Watling, Jeannette, Rebeca
Jiménez, Ángela Molina, Laura Gómez Palma, Vilma, Amparo Valle, Alondra
Bentley, María Rodes y Anni B. Sweet. Mujeres
es un proyecto en el que Coque revisa nueve de sus canciones más potentes, y
añade una inédita. Aquí la imagen juega un papel fundamental. No en vano, el
propio Coque manifestaba en una entrevista con Juan Puchades en la revista Efeeme que “la obra me parece que es el deuvedé, y lo otro es la banda sonora: el
verdadero meollo del asunto es la imagen y el audio”. En esa misma entrevista
contaba cómo había elegido a esas mujeres para que participaran en su proyecto:
Son tías
que me molan, chicas que tienen interés para este proyecto o que intuía que de
alguna manera les iba a gustar, o que se iban a sentir cómodas, o yo me iba a
sentir cómodo con ellas. Ha sido un proceso muy natural y muy intuitivo. Quería
mujeres que tuvieran personalidad, porque si vas a hacer un disco en el que vas
a hablar de mujeres, pues tienen que ser mujeres con fuerza, con personalidad y
con carácter.
Lo que vamos a ver hoy aquí, Mujeres,
de Coque Malla, es una película documental dirigida por Gonzalo Visedo y Rodrigo López Casas, que
surgió de la grabación del disco Mujeres.
Sin embargo, no es sólo eso. También es un viaje por la carrera de este genial
artista, por sus canciones, por sus reflexiones, por sus contradicciones, por
sus relaciones de pareja, por su vida cotidiana. En palabras de Beatriz
Martínez, en la revista Fotogramas,
el músico
se interna en una investigación personal en torno a la eterna dicotomía entre
hombres y mujeres para hablar con sus partenaires femeninas y
con sus amigos sobre el significado del amor, el dolor de la separación, la
importancia del sexo o la estabilidad de la pareja. Además, nos abre la puerta
de su intimidad en el momento en el que acaba de ser padre y se abre una nueva
etapa en su vida.
Durante 85 minutos asistiremos a la gestación de un proyecto que
ocupó varios años y muchas horas de trabajo en la vida del músico madrileño.
Ensayos y conversaciones y paseos por la ciudad y pasión desbordada y
creatividad a raudales y música y poesía, mucha, mucha poesía. Sólo por la
presencia de esas dos grandísimas figuras que son Ángela Molina y Jeannette, esta película ya merecería la pena, pero es
que hay mucho más, como vais a tener ocasión de comprobar.
Mujeres es un documento visual perfecto para adentrarse en el universo
personal de uno de los grandes músicos de habla hispana. Un artista que, desde
aquel lejano día de 1985 en que decidió coger una guitarra y dedicarse en
cuerpo y alma al rocanrol, ha sido, como cantaba Miqui Puig, “la banda sonora
de una parte de mi vida”, de las vidas de muchos de nosotros. Un músico que, a
la vuelta del verano, publicará su nuevo disco titulado ¿Revolución?, que ya estamos deseosos de degustar. Un músico genial,
ambicioso, ecléctico, excepcional, capaz de tocar sin más compañía que la de su
guitarra acústica, o en formato de grupo de rock, o acompañado por un cuarteto
de cuerda o arropado por la Orquesta Sinfónica de Madrid. Un cantautor que va alcanzando,
paso a paso, cada una de las metas que se propone, y que ha hecho de la
constancia su mejor arma y que a mucha gente, entra la que me cuento, nos gusta
a rabiar. Señoras y señores, con todos vosotros, las Mujeres, de Coque Malla.
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