El otro
día dejé en el blog una reseña sobre el libro Mil violines del escritor Kiko Amat. En ella, hablaba (mal, por
supuesto) de varios grupos, entre ellos Queen, Dire Straits y Supertramp.
Además de los dos comentarios que me han enviado al blog recordándome que no
tengo ni puta idea de música y que en toda mi vida me he leído dos libros y
medio, y con ese bagaje ya me permito opinar, he recibido unos cuantos correos
electrónicos, acordándose de una gran parte de mi árbol genealógico.
Uno de
ellos venía a decir, más o menos, que soy una especie de súper villano,
miserable y sin corazón, un personaje malvado digno de una novela de Dickens,
tipo Mr. Scrooge, de los que van quitando a los niños los huevos kínder en el
parque, o meando en las fuentes públicas. Un tipo odioso que se permite decir
que Queen, en opinión de esta persona, el grupo más grande habido y por haber, es,
en la mía, una gran mierda.
He observado
que la mayoría de la gente se mosquea cuando alguien se atreve a decir que el
artista que tanto les gusta es, sencillamente, una basura. Y tengo que confesar
que no lo entiendo. No entiendo que alguien a quien le guste Queen se moleste
porque yo —o Kiko Amat, o cualquier otro— diga que su grupo favorito es malo de
solemnidad. Para empezar, los gustos musicales, como cualquier otro, son la
esencia de la subjetividad. En segundo lugar, si eres seguidor de Queen ya
deberías estar acostumbrado (y vacunado) ante este tipo de comentarios. Y en
tercer lugar, ¿qué puede importar que yo diga que Queen o Supertramp son una
mierda? Si a ti que lees esto te gustan, pues no se hable más. A escuchar “I want to
break free” o Kind
of magic” hasta
que los polos se descongelen.
Creo que
lo que subyace en el fondo de ese enfado es el efecto metonímico de la
afirmación. A la gente en general le mosquea que los demás cuestionen sus
gustos estéticos, sobre todo los musicales, como si afirmando que el artista de
sus entretelas es una mierda lo estuvieras insultando directamente a él. Pues
no es así. Es tan simple como que cada cual tiene sus gustos, sus preferencias,
sus pasiones. Hay gente a la que le enloquece Leonard Cohen y otros que pierden
el culo por Georgie Dann. Hay gente a los que nos encantan los Kinks y a otros
Supertramp (a Zp le gusta Supertramp, ¡¡¡puajjjjj!!!), a unos nos gusta Miles
Davis y a otros King Africa. Es sólo cuestión de gusto. De buen o mal gusto. Ya
está.
Os recomiendo un gran disco de The Smiths.
ResponderEliminar"THE QUEEN IS DEAD".